Tegucigalpa, Honduras.

Antes de la pandemia y los huracanes, Honduras ya enfrentaba problemas de inseguridad alimentaria, un escenario que se volvió más complejo por los efectos de la COVID-19 y los fenómenos naturales.

Alrededor de 2,4 millones de personas están en inseguridad alimentaria en Honduras, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), una situación que los priva de poder llevar alimentos suficientes a sus mesas para desarrollar una vida adecuada.

Esta situación se vio empeorada por una sequía muy severa que afectó en 2019 los cultivos en el país, especialmente en el Corredor Seco, lo que disminuyó la disponibilidad alimentaria, y la pandemia de la COVID-19 en 2020, lo que se agudizó por los huracanes Eta e Iota.

En Honduras, la COVID-19 tuvo un impacto muy severo en la economía, redujo las fuentes de empleo y la capacidad de los hogares de obtener ingresos para comprar sus alimentos.

La población se ve afectada por el alza en el costo de la canasta básica y los combustibles, la disminución en la producción de cultivos de maíz y frijoles, granos básicos en la dieta de los hondureños, el limitado acceso a insumos o temor a la pérdida de cosechas, según un informe del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).

El informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), del SICA, señala que estos factores inciden en que los hogares recurren al uso de estrategias negativas para conseguir alimentos, así como estrategias de erosión de recursos y medios de vida para satisfacer otras necesidades esenciales.

Para junio y agosto próximos, el número de personas en crisis o emergencia alimentaria estaría aumentando a 2,6 millones debido a la persistencia de la falta de empleo, el agotamiento de las reservas de alimentos, el alza en el precio de la comida y la crisis de la cadena de suministros a nivel internacional, indica el informe del SICA.

La falta de alimentos afecta más a los niños y adultos mayores en Honduras, donde el 23 por ciento de los menores de 5 años padecen de desnutrición crónica, según datos del PMA.