Pompeya, Italia.

Un cataclismo estuvo a punto de destruir Pompeya, el del abandono de sus increíbles ruinas. Lo que no consiguió el Vesubio en el año 79 después de Cristo, casi lo consigue la falta de mantenimiento del sitio arqueológico. El derrumbe del Cuartel de los Gladiadores en 2010 hizo reaccionar.

La restauradora Vittoria Cutulo trabaja en un muro del Regio V: “Hacemos inyecciones profundas que van entre el revoque superficial, el yeso y la pared dependiendo de la parte que se haya roto”.

El deterioro estuvo a punto de costarle a Pompeya el cuño de patrimonio de la UNESCO.

Pero la pérdida de estas ruinas romanas sería mucho más grave que eso, como destaca el arqueólogo Alessandro Russo: “Hay estancias que han conservado la disposición original, las huellas de los muebles, todas las trazas de las ropas. Muy a menudo se han encontrado grupos familiares dentro de las ruinas de Pompeya. Es un contexto increíble para un arqueólogo, es extremadamente informativo.”

La inversión de 105 millones de euros de la Unión Europea y la ayuda de nuevas tecnologías están contribuyendo a restaurar algunas de las glorias de Pompeya, que casi han desaparecido, y a limitar los efectos de una nueva amenaza: el cambio climático.