Bruselas, Bélgica. 

Maquetas de barcos, cartas náuticas y globos terráqueos son algunos de los objetos que se pueden encontrar en una exposición en Bruselas que, con la ayuda de más de 200 artefactos y decorados, retrocede en el tiempo para surcar la aventura de la conquista de los mares por el ser humano.

Cobijada en Tour & Taxis bajo el título «Una Gran Historia de la Navegación», la visita sigue un itinerario que zarpa del Neolítico, flota por las orillas del Nilo, atraviesa el Mare Nostrum y desembarca en la Antigüedad, en la Edad Media y en la Modernidad hasta atracar, por fin, en los tiempos de hoy.

La exposición, abierta hasta el 31 de agosto, deja de lado el aspecto bélico de la marina para centrarse en su vertiente exploratoria y comercial y, aunque está destinada a un público amplio, mantiene una mirada puesta en los más pequeños, para quienes reserva distintos cuadernos didácticos que les ayudan a participar en el recorrido.

«No pretendemos ser un museo. Tratamos de ofrecer un entretenimiento cultural destinado a familias con niños. Es una oportunidad tanto para ver barcos que no se ven a menudo como para aprender cómo han evolucionado las cosas con el tiempo», sostiene el creador y diseñador de la exposición, Vincent Damseaux, en declaraciones a Efe.

El itinerario incluye películas explicativas, mapas de gran tamaño, vitrinas con herramientas de navegación y pantallas interactivas, pero el principal atractivo que inunda los salones y pasillos de la galería lo constituyen las incontables maquetas de barcos cedidas por museos y coleccionistas privados.

«Tenemos muchas colaboraciones con centros arqueológicos y museos de historia que han puesto a nuestra disposición objetos muy raros y únicos para que la gente pueda ver cosas reales y no solo reconstrucciones», asegura Damseaux.

La primera sala coloca a los visitantes frente a un globo terrestre retroiluminado de dos metros de diámetro, antes de introducirles en un viaje por la Edad de Piedra en el que se exhibe una piragua tallada de un solo tronco rodeada de las herramientas empleadas por los antepasados que construían estas embarcaciones hace 10.000 años.

El recorrido continúa por la Antigüedad, donde se enseña el saber hacer de los marineros egipcios entre frescos, cerámicas y modelos de barcos funerarios, así como los avances técnicos de civilizaciones como la griega, la romana o la china.

Tras adelantar navíos vikingos de la época medieval y maniobrar entre las flotas españolas, inglesas y holandesas de la Edad Moderna, los transeúntes arriban a la contemporaneidad en un cuarto espacio envuelto de maquetas, recortes de prensa y carteles de época que sumergen a los visitantes en la historia de grandes transatlánticos como el Titanic.

«Pasamos de los tiempos modernos, donde se habla de toda una serie de desarrollos y técnicas sobre la marina, hasta acabar finalmente en la era contemporánea, con el declive de la vela a favor de los motores de combustión, pero también con todas las técnicas que hacen que toda esta navegación sea mucho más limpia», elucida el creador de la exposición.

Entre las reproducciones que se muestran a lo largo de la visita destacan la Tabla de Peutinger, la Carta Pisana, el Atlas Catalán, facsímiles del manuscrito de Michel de Rhodes y de La Sfera de Gregorio Dati, el tapiz de Bayeux, el Atlas de Ortelius, los cuadernos de bitácora de Fernando de Magallanes y de James Cook y hasta una imitación de la bodega de un barco.

Como broche final, el itinerario desemboca en un espacio que aborda la importancia del tráfico marítimo en la actualidad a través de una aplicación que proyecta en tiempo real el número de barcos en todo el mundo.

«La navegación siempre ha sido algo extraordinario que ha hecho soñar al hombre, ya sea con fines recreativos o puramente comerciales. ¿Cuál es la mercancía que no pasa en algún punto por el mar hasta que llega finalmente a nosotros?», señala Damseaux.

Con una visión tan optimista como crítica sobre la marina actual, la exposición concluye con una invitación a tomar conciencia sobre el impacto de los barcos en la biodiversidad y, en un firme alegato en defensa del medioambiente, dibuja las perspectivas de cambio hacia una navegación más sostenible y respetuosa con la naturaleza.