EE.UU
Científicos que pasaron años rociando oxitocina en la nariz de los leones descubrieron que los grandes felinos se volvieron mucho más amigables con sus vecinos y menos propensos a rugir a los extraños cuando se les administró la llamada «hormona del amor».
Los resultados, publicados en la revista iScience este miércoles, podrían significar un importante aporte para los esfuerzos de conservación, ya que la expansión urbana obliga cada vez más a manadas desconocidas a vivir juntas en reservas.
«Siempre me han gustado los leones«, dijo a la AFP la neurocientífica y principal autora del estudio, Jessica Burkhart, que explicó que se implicó en la investigación porque se había cansado de examinar los cerebros de los animales en el laboratorio y quería estudiarlos en la vida real.
Los gatos en general tienen fama de ser independientes, pero los leones, por el contrario, viven socialmente en manadas mientras ganan y defienden preciados territorios en la sabana africana.
«Si piensas en los leones machos, por ejemplo, dejarán la manada cuando tengan un par de años y se encontrarán con otros leones machos que no conoce
n y con los que no están emparentados, y formarán lazos de por vida», dijo Burkhart.
Este tipo de comportamientos indicaron que los leones, a diferencia de los guepardos o leopardos solitarios, están biológicamente programados para ser sociales en algunas situaciones, lo que los convierte en una especie interesante para estudiar el efecto de la oxitocina.
Lazos sociales
En los mamíferos, la oxitocina es la principal molécula que fortalece los lazos sociales.
A veces llamada la hormona del cariño, se produce en el cerebro de una madre cuando mira a los ojos de su recién nacido, generando sentimientos de bienestar y felicidad, al tiempo que ayuda a que el bebé busque su pecho para mamar.
Se han documentado efectos similares en otras especies, así como entre perros y sus dueños humanos. Los terapeutas incluso sugieren que las parejas que experimentan problemas pueden beneficiarse de un mayor contacto visual, lo que libera oxitocina.
Trabajando en una reserva de vida silvestre en Dinokeng, Sudáfrica, en los veranos boreales de 2018 y 2019, Burkhart y sus colegas de la Universidad de Minnesota realizaron una prueba usando pedazos de carne cruda para atraer a los leones a una cerca.
La hormona fue rociada en la nariz de los felinos usando un implemento similar a una botella de perfume antigua, para que viajara directamente al cerebro.
Después del tratamiento, los 23 leones que recibieron oxitocina se volvieron más tolerantes con los otros leones en su espacio.
Esto se midió viendo qué tan cerca un león que está en posesión de un objeto deseado, en este caso un juguete, permite que otros se le acerquen.
«Después de que los leones fueron tratados con oxitocina y les dimos su juguete de calabaza favorito para jugar, vimos que la distancia promedio entre ellos disminuyó de unos siete metros sin tratamiento a unos 3,5 metros después de administrarles la oxitocina«, dijo Burkhart.
Los leones tampoco respondieron cuando se reprodujeron los rugidos grabados de intrusos desconocidos, a diferencia de los del grupo de control que no fueron rociados con nada o fueron rociados con una solución salina.
Beneficios para la conservación
Reducir la hostilidad hacia los extraños fue un hallazgo especialmente alentador, dijo Burkhart, pues se sabe que la oxitocina tiene un lado oscuro en los humanos: si bien promueve sentimientos positivos entre los miembros de un grupo, puede aumentar la rivalidad con los extraños.
El tratamiento podría ser útil en varios escenarios, explicó la neurocientífica.
En primer lugar, podría ayudar a la convivencia entre leones rescatados de situaciones de abuso, como circos o zoológicos en zonas de guerra, que luego son colocados en santuarios.
En segundo lugar, a medida que las ciudades de África se extienden e invaden el territorio de los leones, los conservacionistas se ven obligados a transportar a los felinos a reservas privadas donde se albergan manadas desconocidas, y la oxitocina podría ayudar a prevenir conflictos.
También podría ayudar a las reubicaciones en la naturaleza, ayudando a los leones a ser «más dados a su nuevo entorno social para ser más curiosos y menos temerosos, lo que lleva a una vinculación más exitosa», dijo Burkhart.
Uno de los temores es que personas sin escrúpulos en la línea del infame Joe Exotic, el «Tiger King», podrían intentar usar el químico para ayudar a administrar zoológicos que promuevan las caricias de cachorros, muy criticadas por los defensores del bienestar animal.
«La verdad es que la gente es corrupta… pero espero que en este caso ayude más de lo que haga daño», dijo Burkhart.
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