Por: B. Marisol Reyes, DGDC-UNAM.

Te imaginas carecer de la capacidad de ubicarte espacial o temporalmente? ¿Qué pasaría si carecieras del sentido del humor? ¿Y si no pudieras relacionarte socialmente con otros? Estas condiciones son propias de quienes padecen el síndrome de Asperger.

El Asperger es un trastorno del espectro autista generado por aspectos genéticos y neurológicos, principalmente afectando el lóbulo parietal, provocando alteraciones en las habilidades comunicativas y de interacción de quien lo padece. Sin embargo, esto no significa que la persona no pueda adaptarse a una vida común.

Trastornos del Espectro Autista

Son trastornos de desarrollo y neurológicos que afectan principalmente en la interacción social y formas de comunicación. No existe un ramo de síntomas específicos, pues cada paciente los experimenta de modos distintos. Entre estos destacan el Síndrome Autista, Trastorno Generalizado del Desarrollo no específico y el Síndrome de Asperger.

El diagnóstico de esta enfermedad, regularmente se detecta desde edades tempranas cuando los niños comienzan su vida escolar. Socialmente, al comenzar a adaptarse a nuevas rutinas y hábitos, los niños requieren del desarrollo de habilidades de lenguaje y de convivencia, mismas que el trastorno no les permite expresar en su totalidad.

Si bien, éste es el primer foco de alerta, cabe señalar que es posible datar este comportamiento desde la vida intrauterina, en cuanto a respuestas auditivas o al tacto del feto.

En los primeros años de vida, cuando se desarrollan las habilidades del lenguaje, puede que quienes padezcan este trastorno lo hagan a muy temprana edad (entre uno y dos años de edad) y sean capaces de usar palabras rimbombantes.

Asimismo puede que sean poco afectuosos o muy poco espontáneos en sus acciones. Estas actitudes sutiles pueden ser señales del trastorno. Pero cabe mencionar que la manera en que el trastorno se expresa varía según la experiencia y personalidad de cada paciente.

Tratamiento desde la experiencia del paciente 

Hoy en día no existe un tratamiento que cure el síndrome de Asperger. En los más recientes manuales de diagnóstico psicológico, desde 1995, se busca tratar a este síndrome  desde el neuro-desarrollo, es decir, fomentando el desarrollo progresivo de habilidades y capacidades cognitivas para promover conductas sociales apoyando la integración del paciente”, señala el doctor  Felipe Cruz, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Desde esta perspectiva, el Programa de Funcionalización Cognoscitiva y Psicopedagógica para Personas con Síndrome de Asperger, que ofrece la Facultad de Psicología de la UNAM, trabaja en el desarrollo de funciones cognoscitivas y psicológicas para la adaptación de los pacientes a una vida común.

Es fundamental recurrir a la educación y a la psicoterapia para el mejor tratamiento de los pacientes, sin embargo, algunas veces puede ser necesario usar fármacos para regular algunos trastornos o comportamientos.

“En ocasiones, cuando el paciente llega a presentar otras patologías como déficit de atención, problemas de conducta o depresión, se recomienda el tratamiento farmacológico;  sin embargo, en la mayoría de los pacientes que participan en nuestro programa,  los evitamos, pues buscamos tratarlo a través de actividades específicas basadas en las necesidades del paciente”,  señala la maestra Ana Shizue Aoki Moratte, también integrante del Programa.

El manejo y tratamiento del Asperger a través de dicho programa lleva 36 años de labores. Colaboran estudiantes de licenciatura y posgrados en coordinación con el doctor Felipe Cruz, con el objetivo principal de apoyar a pacientes de distintas edades en su integración y adaptación a la vida cotidiana.

“No existe un método estándar que pueda ser aplicado para el tratamiento de este trastorno; cada paciente experimenta las alteraciones del Asperger de manera distinta según su desarrollo contextual, requiriendo tratamiento personalizado y específico”, comenta  el psicólogo.

La participación de los padres

El programa trabaja también en conjunto con los padres, apoyándolos principalmente en cuestiones de información, manejo y trato del síndrome y orientación emocional en relación con sus hijos.

“En un primer momento, el grupo de padres servía como apoyo terapéutico e informativo; en una segunda etapa nos enfocamos en resolver inquietudes y dudas sobre temas relacionados con el Asperger; actualmente trabajamos de manera horizontal dando a los padres las herramientas teóricas y conceptuales para que propongan, discutan y problematicen información relevante para ellos y sus hijos.”

Es así como el trabajo conjunto y trato humanitario funcionan como principales catalizadores para tratar este trastorno, en apoyo a niños y jóvenes a llevar una vida más sana y tranquila.

“Estoy muy agradecida y contenta de poder formar parte del programa, me han ayudado mucho pues yo no sabía absolutamente nada del Asperger. Hace 4 años llegué con mi hijo y he  notado mucha mejoría; él ha podido integrarse a una escuela regular”, nos dice Mariana Rivas, madre de uno de los niños que participan en este programa de la Facultad de Psicología de la UNAM.