Tervuren, Bélgica.

«Lo que se ha robado no nos pertenece», aseveró esta semana el supervisor político del Museo de África de Bélgica, Thomas Dermine, en referencia a las 84.000 obras de arte y objetos culturales congoleños expoliados durante la colonización.

Ahora, este país europeo ha recopilado en un inventario que guiará el proceso de devolución de estos bienes a su origen.

La lista de objetos saqueados fue entregada este jueves por el primer ministro belga, Alexander de Croo, a su homólogo congoleño, Jean-Michel Sama Lukonde, aprovechando la visita de ambos al Museo de África, donde se guarda la mayor parte de las obras procedentes de la colonización, en un palacio construido a finales del siglo XIX en las afueras de Bruselas por el rey Leopoldo II de los belgas.

Durante su reinado (1865-1909) este monarca se enriqueció personalmente con la explotación de los recursos naturales del Congo, sobre todo el caucho y el marfil, y sometió a los habitantes de la colonia a un régimen de terror, basado en la esclavitud, los trabajos forzados, las torturas e incluso los asesinatos masivos.

Dentro de estas prácticas imperialistas, también se incluyeron el saqueo de obras de arte y bienes autóctonos, aunque la mayoría de los cuales, según informa el periódico belga «Le Soir», corresponden a objetos cotidianos y de carácter étnico.

Ahora, el Estado belga elaborará un estudio para averiguar la procedencia exacta de estos activos, ya que, tal y como explica el medio, los datos del Museo de África tan solo recogen la provincia o el distrito de donde fueron expoliados, sin que se precise ni el pueblo ni las personas a las que se robó el objeto en cuestión.

Precisamente, uno de los elementos claves que deberá desgranar este análisis de procedencia es el destinatario exacto al que se tienen que devolver las obras, en un examen que asumirán las arcas públicas y que, según «Le Soir», costará unos dos millones de euros.

«Vamos a realizar esta investigación con total transparencia, mirando nuestro pasado de frente», garantizó durante su visita al museo De Croo, quien también afirmó que esta iniciativa supone, a su juicio, un paso importante para «construir un futuro común entre las poblaciones congoleña y belga».

Por su parte, el jefe del Ejecutivo congolés alabó la gestión que está haciendo del asunto la antigua metrópoli y destacó que se trata de un proceso de devolución «voluntario» y que, según dijo, «se hace en plena colaboración y de manera igualitaria».

Una vez concluya el estudio de procedencia, se publicará la lista final del inventario, que guiará la devolución de las obras de arte y los objetos saqueados, en un proceso enmarcado dentro de la hoja de ruta fijada en esta materia por el Gobierno belga, que el pasado mes de enero reconoció el «carácter enajenable» de los bienes adquiridos durante la colonización.

A efectos prácticos, con esta declaración, el ejecutivo declara que los activos robados dejarán de ser intransferibles y podrán ser, a partir de ahora, transmitidos en propiedad, motivo por el cual el propio gobierno también ha elaborado ya un nuevo marco jurídico para regular el retorno de las obras de arte al Congo.

Según detalla «Le Soir», cuando las investigaciones en curso avalen el origen ilegítimo de los 84.000 bienes recogidos en el inventario preliminar, ya sea porque se obtuvieron mediante pillaje o despojo, los activos saldrán del dominio público del Estado belga y pasarán al dominio privado, para facilitar, así, su transferencia final a la actual República Democrática del Congo.

En paralelo a todos estos movimientos impulsados por el Gobierno federal belga, las autoridades de la Región de Bruselas también han creado un grupo de reflexión sobre la presencia de símbolos coloniales en el espacio público de la capital del país, donde hay, por ejemplo, estatuas y bustos del rey Leopoldo II.

Sobre esta cuestión, en sus conclusiones, los expertos del grupo de trabajo han rechazado una retirada generalizada de los símbolos y han pedido un análisis individualizado de cada caso.

Por: EFE.