Se conocen muy pocos enterramientos registrados del Mesolítico temprano. Uno de ellos es el de la cueva de Liguria (Italia), que ha sido descubierto por un equipo internacional de investigadores y que supone el sepelio más antiguo documentado de una niña en el registro arqueológico europeo.
Con una antigüedad de 10.000 años, junto a los restos humanos se hallaron adornos que incluyen más de 60 cuentas de concha perforadas, cuatro colgantes y una garra de búho real. Para los científicos, se trataría de un tratamiento funerario aparentemente igualitario de una niña recién nacida a la que han denominado ‘Neve’.
“Hay un registro decente de entierros humanos antes de hace unos 14.000 años. Pero el último Paleolítico Superior y la primera parte del Mesolítico son más desconocidos en cuanto a prácticas funerarias. Los entierros de bebés son especialmente raros, por lo que Neve añade información importante para ayudar a llenar este vacío”, explica Jamie Hodgkins, paleoantropóloga, profesora asociada de Antropología en la Universidad de Colorado en Denver (EE UU) y coautora de trabajo. Las excavaciones y el análisis de los fósiles se publican esta semana en la revista Scientific Reports.
Claudine Gravel-Miguel, investigadora postdoctoral del Instituto de Orígenes Humanos de la Universidad Estatal de Arizona (EE UU) y también coautora del artículo, fue la encargada de realizar el análisis de los ornamentos.
“Estaba excavando en un lugar adyacente y recuerdo que miré y pensé: ese es un hueso raro. Enseguida quedó claro que no solo estábamos ante un cráneo humano, sino que además era de un individuo muy joven. Fue un día muy emotivo”, afirma la científica sobre el momento del hallazgo.
Un saqueo previo dejó a la luz herramientas del Pleistoceno
El equipo descubrió por primera vez el entierro en 2017 y excavó completamente los delicados restos en julio de 2018. Hodgkins trabajó junto a su marido Caley Orr, doctor en filosofía, paleoantropólogo y anatomista de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado (EE UU).
El grupo de codirectores del proyecto incluyó a los colaboradores italianos Fabio Negrino, de la Universidad de Génova, y Stefano Benazzi, de la Universidad de Bolonia, así como a investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá), la Universidad de Washington (EE UU), la Universidad de Ferrara (Italia) y la Universidad de Tubinga (Alemania).
Arma Veirana, otra cueva situada en los prealpes de Liguria, en el noroeste de Italia, es un lugar muy visitado por las familias locales. Grupos de saqueadores también descubrieron el yacimiento, y sus excavaciones dejaron al descubierto las herramientas del Pleistoceno tardío que atrajeron a los investigadores a la zona.
El equipo pasó sus dos primeras temporadas de excavación cerca de la boca de la cueva, trabajando en las capas estratigráficas que contenían herramientas de más de 50.000 años de antigüedad, típicamente asociadas a los neandertales en Europa.
Además, encontraron restos de comida, como huesos marcados con cortes de jabalíes y alces, y trozos de grasa carbonizada. Para comprender mejor la estratigrafía de la cueva en relación con los artefactos necesitaban sacar a la luz posibles depósitos del Paleolítico Superior.
A medida que exploraban las zonas más alejadas, comenzaron a desenterrar cuentas de conchas perforadas. Hodgkins las revisó en el laboratorio y detectó que había algo más. Unos días más tarde, utilizando herramientas dentales y un pequeño pincel, hallaron la bóveda craneal de la niña y líneas articuladas de cuentas de conchas perforadas.
Una bebé que habría fallecido al poco de nacer
La datación por radiocarbono determinó su antigüedad, y el análisis de la proteína amelogenina y el ADN antiguo revelaron que el bebé era una niña perteneciente a un linaje de mujeres europeas conocido como el haplogrupo U5b2b.
“El Mesolítico es particularmente interesante. Siguió al final de la última Edad de Hielo y representa el último periodo en Europa en el que la caza y la recolección eran la principal forma de ganarse la vida. Así que es realmente importante para entender la prehistoria humana”, recalca Caley Orr.
La histología virtual detallada de los dientes de la niña demostró que murió entre 40 y 50 días después de nacer. Asimismo, antes de su nacimiento experimentó un estrés que detuvo brevemente el crecimiento de sus dientes. Los análisis de carbono y nitrógeno de los dientes revelaron que la madre se había alimentado con una dieta terrestre.
Niñas con pleno derecho en lugares distantes del mundo
El análisis de los ornamentos demostró el cuidado invertido en cada pieza y mostró que muchos de los adornos presentaban un desgaste, por lo que fueron depositados con la niña por miembros del grupo.
Este enterramiento, junto con el de una mujer de edad similar del yacimiento Upward Sun River, en Alaska, suponen para Hodgkins que el reconocimiento de las niñas como personas de pleno derecho tiene orígenes profundos en una cultura ancestral común, que compartieron los pueblos que emigraron a Europa y a Norteamérica. O puede haber surgido en paralelo en poblaciones de todo el planeta.
Como la arqueología se ha visto históricamente a través de una lente masculina, a la investigadora le preocupa que haya muchas historias que se hayan perdido.
“Ahora mismo, este es el entierro infantil femenino más antiguo identificado en Europa. Espero que eso deje de ser así rápidamente. Los informes arqueológicos han tendido a centrarse en las historias y los roles masculinos, y al hacerlo han dejado a muchas personas fuera de la narración. Los análisis de proteínas y de ADN nos están permitiendo comprender mejor la diversidad y el estatus humano en el pasado. Sin ello, este entierro infantil tan decorado podría haber sido asumido como masculino”, argumenta Hodgkins.
Revisar de forma crítica los descubrimientos del pasado
En la sociedad occidental, los arqueólogos han asumido históricamente que los testaferros y los guerreros eran varones. Pero los análisis de ADN han demostrado la existencia de guerreras vikingas, líderes no binarios y poderosas gobernantes de la Edad de Bronce.
“El hallazgo de un enterramiento como el de Neve es una razón para mirar más críticamente el pasado de la arqueología. Se trata de aumentar nuestro conocimiento de las mujeres, pero también de reconocer que nosotros, como arqueólogos, no podemos entender el pasado a través de una lente singular. Necesitamos una perspectiva lo más diversa posible porque los humanos son complejos”, concluye la investigadora.
Por: SINC
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