México.

Existe una tecnología que utiliza la actividad cerebral para controlar un dispositivo con el pensamiento. Se trata de la interfaz cerebro-computadora, conocida como BCI (Brain Computer Interface), que funciona a partir de la medición de ondas cerebrales procesadas y decodificadas por un ordenador.

Esto sucede por el cerebro humano, que está habitado por millones de neuronas que se comunican entre ellas por medio de impulsos eléctricos, conocidos como ondas cerebrales. Estas ondas, que tienen diferente frecuencia, son captadas por sensores y convertidas en información legible gracias a electrodos. Los electrodos toman la información generada por los impulsos eléctricos y la traducen en una acción motora concreta mediante un algoritmo matemático.

La idea central de la interfaz cerebro-computadora es convertir el pensamiento en acción. Para lograr sus objetivos, los especialistas en este tipo de neurotecnología aseguran que no es necesario conocer a profundidad cómo el cerebro controla los movimientos.

Apelan a la plasticidad neuronal, es decir, a su capacidad de aprender acciones nuevas. Funciona de la siguiente manera: si una persona no puede mover un brazo, los científicos seleccionan un grupo arbitrario de sus neuronas y crean un sistema nervioso central híbrido, integrado por el cerebro, una máquina y un algoritmo matemático. Gracias a su plasticidad, el cerebro es capaz de generar un circuito nuevo que permite controlar un dispositivo robótico, al tiempo de generar el movimiento deseado.

Recientemente un grupo multidisciplinar de científicos de Stanford y Harvard dieron a conocer un algoritmo que permite a las personas escribir con la mente. Basados en las órdenes y señales que el cerebro envía a la mano cuando se escribe, desarrollaron la interfaz que intercepta estas señales y las traduce en letras.

Por: Karen Rivera/Canal 22.