España.
Los oncólogos recomiendan vacunar a todas las personas diagnosticadas de cáncer, priorizando a aquellas con enfermedad activa o tratamiento antitumoral, porque tienen mayor riesgo de enfermedad grave y mortalidad si contraen la covid-19.
Hay enfermedades prevenibles con vacunas que tienen una mayor incidencia en los pacientes con cáncer y se asocian con una peor evolución clínica. Pero los pacientes diagnosticados de un cáncer pueden perder total o parcialmente la inmunidad conferida por las vacunas administradas antes del diagnóstico. Por eso la vacunación de rutina en pacientes con cáncer —y sus contactos domésticos— es importante para reducir la morbilidad y la mortalidad en esta población vulnerable.
Sin embargo, los pacientes de cáncer responden de manera diferente a las vacunas administradas durante el tratamiento oncológico. A la hora de valorar la administración de cada vacuna deben tomarse en consideración el tipo de vacuna y el grado de inmunodepresión del paciente.
Existen diferentes tipos de vacunas. Las vacunas con virus vivos o atenuados están contraindicadas en pacientes inmunodeprimidos. Sin embargo, aquellas vacunas basadas en vectores virales pero sin capacidad replicativa, como la vacuna Vaxzevria de AstraZeneca o la vacuna de Janssen, pueden ser administradas con seguridad en pacientes con cáncer o con tratamiento inmunosupresor, al igual que las vacunas inactivadas, recombinantes, de subunidades de proteínas y de ácidos nucleicos como DNA o RNA (Pfizer, Moderna).
Vacunar antes del tratamiento inmunosupresor
No hay contraindicación para la vacunación durante el tratamiento oncológico, aunque en los casos en los que sea posible se recomienda realizarlo antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor. Si se administran vacunas inactivas —que inoculan solo partículas del patógeno sin capacidad de producir la enfermedad—, se recomienda vacunar dos semanas antes del inicio del tratamiento inmunosupresor para obtener una respuesta óptima.
Si no es posible esperar dos semanas a empezar el tratamiento, se recomienda vacunar y valorar la necesidad de volver a administrar las vacunas si el paciente sigue en situación de alto riesgo de infección.
El calendario vacunal debe actualizarse antes del inicio de los tratamientos inmunosupresores, pero no está justificado retrasar el inicio del tratamiento oncológico para vacunar
¿Y si ya se ha iniciado el tratamiento?
Más riesgo de COVID-19 grave
Parece que los pacientes con tumores sólidos, particularmente en el primer año tras el diagnóstico, también ven aumentado su riesgo. Sin embargo, el riesgo desciende al de la población sin cáncer pasados los cinco años desde el diagnóstico de cáncer.
Desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en consonancia con lo expresado por la European Society of Medical Oncology (ESMO), manifestamos que, mientras existan limitaciones en el suministro de vacunas, será preciso priorizar a los pacientes oncológicos con enfermedad activa o tratamiento antitumoral.
Vacunar a todos los pacientes con cáncer
De esta manera se contribuirá a reducir el impacto de la covid-19 en los pacientes oncológicos. Disminuirán las complicaciones asociadas con la infección, los retrasos e interrupciones de tratamiento en caso de contraer la enfermedad, y el miedo a acudir a las revisiones o a pruebas complementarias.
Por: SINC.
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