Granada, España.
La creatividad del Homo sapiens supuso una gran ventaja frente a los neandertales jugando un papel importante en su supervivencia. Así lo considera un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Granada (UGR), que ha identificado por primera vez un conjunto formado por 267 genes que diferencian al Homo sapiens del neandertal.
Este importante hallazgo científico, que publica esta semana la revista Molecular Psychiatry (Nature), apunta que estas diferencias genéticas relacionadas con la creatividad fueron las que permitieron a los sapiens desplazar a los neandertales en el pasado. Es la creatividad la que confirió al Homo sapiens ventajas más allá de las puramente cognitivas, favoreciendo una mayor adaptación al medio que a los homínidos hoy extintos, al proporcionales una mayor resistencia al envejecimiento, las lesiones y las enfermedades.
En este trabajo han participado los investigadores Igor Zwir, Coral del Val, Rocío Romero, Javier Arnedo y Alberto Mesa, del departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Granada, el Instituto Andaluz Interuniversitario de Investigación en Ciencia de Datos Inteligencia computacional (DaSCI) y el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada y, junto con Robert Clonninger, de la Universidad de Washington en St. Louis (EE UU) y colaboradores del Young Finns Study (Finlandia), el Museo Americano de Historia Natural y la clínica Menninger (Houston).
«La creatividad ha traído ventajas que radican en cosas que podemos ver todos los días, como la longevidad, la resistencia a las enfermedades y la resilencia. Esa capacidad de afrontar la adversidad», declara Zwir.
Según el experto, ha ayudado a la capacidad del Homo sapiens de aprender y adaptarse a distintos cambios internos del forma consecutiva y en tiempo real.
«Podemos dividirla en rasgos que afectan al carácter y el temperamento. El primero entendido como el autocontrol, la capacidad de conseguir un objetivo de forma conjunta y cooperar, hasta la autotrascendencia, que es ir más allá del propio yo y ver que hay otro al lado. Los rasgos del temperamento tienen que ver con la capacidad de asumir riesgos, la perseverancia para conseguir objetivos. El carácter depende mucho del entorno mientras que el temperamento es más estable», añade.
Lo que pretendían era saber qué pasó para que se extinguieran los neandertales y nosotros perdurásemos. Para ello usaron «una herramienta objetiva como es la genética para contestar qué nos hace únicos y diferentes», explica el científico. A pesar de la secuenciación de los genomas, y los avances en ese sentido, la base genética de la creatividad continúa siendo un misterio ya que el genoma humano ha sufrido muchos cambios a lo largo del tiempo.
Por un lado, los investigadores escogieron una muestra lo suficientemente rica para describir la genética y, además, una muestra particular de estudios en Finlandia con muchas generaciones de personas. También realizaron evaluaciones cognitivas, en las que se tuvieron en cuenta las cuestiones ambientales que han cambiado en los últimos cien años. Incluyen índices clínicos sobre la calidad de vida de las personas, así como la educación, los ingresos, la residencia urbana y rural de las personas o las situaciones estresantes que han vivido, entre otros.
Los 267 genes identificados como exclusivos del Homo sapiens por estos científicos forman parte de un grupo más grande de 972 relacionados con la personalidad en adultos sanos, descubiertos también por los mismos autores. En trabajos anteriores, demostraron que esos 972 genes están organizados en tres redes casi disjuntas de características de la personalidad y que integran el aprendizaje y la memoria.
«Lo que nos sorprendió de estos tres grupos es que comparten muy pocos genes entre ellos. Así que decidimos estudiarlos y nos dimos cuenta que las funciones de los genes estaban relacionadas con la memoria y el aprendizaje, que es una de las bases de la personalidad», apunta Coral del Val.
Evolución de las redes genéticas
“Estas redes han evolucionado de una manera escalonada. La más primitiva surgió en monos y simios hace unos 40 millones de años, y es responsable de la reactividad emocional, es decir, regula los impulsos, el aprendizaje de hábitos, el apego social y la resolución de conflictos”, explican los investigadores de la UGR. Hace menos de 2 millones de años surgió la segunda red, que regula el autocontrol intencional, es decir, la autodirección y cooperación para el beneficio mutuo. Por último, hace unos 100.000 años surgió la red de autoconciencia creativa.
El estudio que se publica esta semana puso de manifiesto que los genes de la red más antigua, la de reactividad emocional, eran casi idénticos en Sapiens, neandertal y chimpancé. Sin embargo, los genes de autocontrol y autoconciencia de los neandertales estaban a medio camino entre los de los chimpancés y el humano moderno.
La mayoría de estos 267 genes que distinguen a los humanos modernos de los neandertales y chimpancés son genes reguladores de ARN y no genes codificadores de proteínas. Estos últimos son casi todos iguales en las tres especies y esta investigación pone de manifiesto que lo que las distingue es la regulación de la expresión de sus proteínas por los genes que se encuentran solo en humanos.
«Estos genes regulan procesos que han permitido al Homo sapiens ser más creativo en cuando al arte narrativo, a ciencia, ser más prosocial y vivir vidas más largas porque les conferían una mayor resistencia tanto al envejecimiento, como a las lesiones o a las enfermedades respecto a otros homínidos con los que coexistieron y que hoy en día están extintos», subraya Del Val.
Mediante el uso de marcadores genéticos, datos de expresión génica y de imágenes de resonancia magnética de cerebro integradas en base a técnicas de inteligencia artificial, los científicos pudieron identificar las regiones en las que esos genes y los genes con los que interaccionaban estaban sobreexpresados. Estas regiones están involucradas en la autoconciencia y la creatividad humanas, incluidas aquellas regiones fuertemente asociadas con el bienestar humano y de reciente aparición filogenética.
Una mejor resistencia
Además, “estos genes confirieron al Homo sapiens una mayor aptitud física que a los homínidos hoy extintos, al proporcionales una mayor resistencia al envejecimiento, las lesiones y las enfermedades”, apuntan los autores. Con ayuda de datos genéticos, los investigadores pudieron estimar a partir de estos genes que la adaptabilidad y el bienestar de los neandertales eran aproximadamente del 60 al 70 % de los sapiens, lo que significa que la diferencia de aptitud física entre ellos era grande.
Los hallazgos tienen amplias implicaciones para comprender qué permitió a los sapiens desplazar a los neandertales y otras especies en el pasado geológicamente reciente. Los autores lanzan como hipótesis que la creatividad puede haber proporcionado ventajas selectivas al Homo sapiens más allá de sus ventajas puramente cognitivas.
“Vivir vidas más largas y saludables puede haber prolongado el período de aprendizaje juvenil y adolescente, que facilita y permite la acumulación de conocimiento. Esta es una característica notable de los humanos conductualmente modernos, y es un factor importante en el éxito económico y social”, destacan.
La creatividad pudo haber alentado la cooperación entre individuos para promover el éxito de sus descendientes y su comunidad, permitiendo la innovación tecnológica, la flexibilidad de comportamiento y la disposición exploratoria necesarias para permitir que el Homo sapiens se expandiera por todo el mundo con más éxito que otros linajes humanos.
En los cinco estudios publicados por estos investigadores en la misma revista de Nature se ha determinado y contrastado con múltiples fuentes de datos que el comportamiento humano no está solamente fijado ni determinado por nuestros genes, sino también por múltiples interacciones con el entorno. “Podemos aprender y adaptarnos según nuestra experiencia, incluso hasta el punto de modificar la expresión de nuestros genes. La creatividad humana, la prosocialidad y la longevidad saludable surgieron como respuesta a la necesidad de adaptarse a las duras y diversas condiciones que había entre hace 400.000 y 100.000 años”, destacan los científicos de la UGR.
Este trabajo es un ejemplo de cómo el uso de técnicas de IA y un tratamiento de los datos sin ningún tipo de sesgo puede ayudar a resolver incógnitas sobre la evolución del ser humano. Los resultados obtenidos abren la puerta al desarrollo de nuevas líneas de investigación para promover el bienestar humano, ayudándonos a adaptarnos creativamente a superar situaciones críticas.
«La moraleja del trabajo es lo que hemos visto para responder a esta crisis. La creatividad es un factor desencadenante para que podamos estar vivos hoy en día. Pero también es una llamada de atención, porque no es una fuente inagotable, hay que estimularla y reinventarla cada día. En ese sentido, quisiera llamar la atención de que todo lo que se va lejos de los límites difusos de la personalidad, que son los cambios, desencadenan enfermedades. Por tanto, hay que cuidar la salud mental de las personas», concluye Zwir.
Por: Sinc
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