España.
En España, un 38 % de las mujeres gestantes tenía síntomas de depresión y un 59 % de ansiedad durante el confinamiento, un porcentaje mucho más elevado que el encontrado en la población general. Así concluye un nuevo estudio que revela cómo el impacto emocional negativo era mucho más acusado en aquellas sin un apoyo social óptimo.
Durante el confinamiento por la pandemia, la depresión y la ansiedad en la población general aumentaron. En el caso de las mujeres embarazadas, hasta ahora este impacto en la salud mental no se había estudiado en profundidad. Ahora, un estudio del Hospital Universitario Vall d’Hebron y su instituto de investigación (VHIR) ha demostrado que este impacto negativo fue mucho más notable, especialmente en el caso de las gestantes sin apoyo social adecuado.
En el estudio, publicado en el Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica, participaron 204 mujeres embarazadas durante sus visitas al centro hospitalario entre el 27 de marzo y el 4 de mayo de 2020, es decir, durante el confinamiento en la primera ola de la pandemia.
Las mujeres respondieron unos cuestionarios que permitieron a los investigadores medir sus niveles de depresión y ansiedad y su apoyo social (interacciones sociales, así como apoyo emocional o afectivo). En concreto, encontraron que un 38 % de las embarazadas tenía síntomas de depresión y un 59 % de ansiedad. Otros estudios llevados a cabo durante el confinamiento han demostrado que, en la población general, estas cifras son del 18,7 y del 21,6 %, respectivamente.
“El impacto emocional negativo durante el confinamiento está muy agravado en el caso de las embarazadas. Y este aumento puede traducirse en un mayor riesgo de depresión posparto, que se asocia a una mala nutrición y salud en la descendencia, y puede interferir en la lactancia materna, el vínculo materno-infantil, el cuidado del bebé y de otros niños y la relación con su pareja”, explica a SINC Maia Brik, una de las autoras, que en la actualidad está realizando un estudio nacional con el objetivo de conocer la prevalencia de dicha depresión durante la pandemia.
El trabajo profundizó en la situación de estas mujeres para encontrar factores que aumentaran el riesgo de sufrir estos trastornos. “Conocer estas causas nos ayuda a tenerlos en cuenta en el futuro y desarrollar estrategias para mejorar la salud de las pacientes más precozmente”, añade Brik, especialista del Servicio de Obstetricia e investigadora del VHIR.
Peor al principio del embarazo y sin apoyo social
Los expertos comprobaron que estos síntomas eran más frecuentes durante el primer y el segundo trimestre del embarazo, y no tanto durante el tercer trimestre. “Probablemente esto se relacione con que, en estas primeras etapas de la gestación, hay más riesgo de perder el feto”, razona Brik.
Por otro lado, el estudio también muestra que no recibir apoyo social durante el embarazo se relaciona con el desarrollo de ansiedad y depresión en situación de pandemia. “En las mujeres embarazadas con poco apoyo social este efecto fue aún mayor, por lo que se deberían considerar futuras estrategias sociales como mejorar los recursos de maternidad, ayuda para el cuidado del bebé o aumentar el permiso de maternidad”, afirma la investigadora. “Durante el embarazo es importante identificar el grupo vulnerable para proporcionar medidas de apoyo social”.
Igual opina Miguel Sandonis, psiquiatra adjunto del Programa de Salud Mental Perinatal del Vall d’Hebron: “Sería importante la implementación de programas que ofreciesen apoyo social adicional durante el embarazo para reducir la ansiedad y la depresión, especialmente en una situación excepcional como la que estamos viviendo con la pandemia. Esto también ayudaría a disminuir el estrés y los riesgos de complicaciones o de un parto prematuro”.
En relación a la presencia de problemas previos de salud mental, la investigación demostró que el impacto del confinamiento fue menor. “Un tercio de las mujeres ya recibían tratamiento farmacológico por esta causa y, además, las personas con este tipo de trastornos pueden haber desarrollado una cierta resiliencia –que serviría como factor protector frente a una situación estresante como es el confinamiento–“, subrayan los autores.
Finalmente, el estudio analizó el efecto del índice de masa corporal de las mujeres en el desarrollo de depresión o ansiedad. Como apuntan los estudios previos en este sentido, el aumento del índice de masa corporal se asociaba a un mayor riesgo de presentar síntomas de depresión.
Por: SINC.
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