Guadalajara, México.

Desde la Universidad de Algarve en Portugal, Lídia Jorge se presenta ante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), para hablar de su libro y su experiencia. La escritora portuguesa cuenta con una amplia trayectoria; sus libros se han traducido en más de 20 idiomas. En 2013, una revista la denominó una de las escritoras más influyentes.

Desde niña leía para la familia, para las mujeres de su casa. Ella tenía muy presente la lectura desde la infancia, tenía la ilusión de cambiar las historias y el mundo. Mencionó que la literatura cambia lento como “una carta que se envía lejos”.

Lídia considera que Milán Kundera no ha sido lo suficientemente reconocido, ya que él y sus obras ayudaron a que muchos pensamientos en Europa y el mundo se transformaran, aunque no haya forma de medirlo con exactitud: “la literatura cambia al mundo”, agregó.

“Hablo y escribo como mujer, pero no quiero ser siempre una mujer, también quiero ser hombre, un niño o un animal”, hay cosas que no somos capaces de ver. Sin embargo, Lídia quiere ofrecer la oportunidad de mirar con otros ojos.

Ahora la democracia se pierde, pero Lídia quiere recordar a los jóvenes que se puede crear un mundo libre. Escribió su libro para dejar un mensaje a los jóvenes, de que las utopías funcionan pensando en la libertad.

Leer es la mejor manera de resistir

Benito Taibo, puso sobre la charla aquella idea de Fukuyama, que hablaba sobre el fin del mundo y a otros autores que excluyen a la mujer de la historia, a esto Lídia respondió que está agradecida de tener la oportunidad de escribir una historia; sin embargo recalcó que otras no han podido hacerlo: el papel de las mujeres escritoras es fundamental “somos las que mejor pueden hablar del poder, porque estamos escuchando debajo de la mesa del poder”. expresó.

Yo quise ser escritora para agregar a la historia mis páginas. Quise crear una especie de enlace entre los opuestos humanos. Quise crear en los otros, lo que los libros causaron en mí: miraba a mi alrededor y veía que mi vida no era igual a la vida que estaba escrita a los libros, yo quería hacer algo para dejar a los otros con la idea de que todos los tiempos tienen algo que no es imitable”, dijo.

La literatura, los libros y librerías tienen que avanzar con la cultura tecnológica, tienen que caminar juntas, “no pueden ser culturas disyuntivas”. Los jóvenes de hoy son como siempre son ellos, su memoria es pequeña, creen en el futuro. Creen que el futuro puede construirse de formas diferentes. Los jóvenes tienen desafíos tremendos y tienen entusiasmo: “me parece que lo van a conseguir”, agregó Lídia.

Por: Leslie Almanza / NCC Iberoamérica.