La nave espacial robótica OSIRIS-REx (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer) de la NASA desciende este martes a la superficie sembrada de rocas del asteroide Bennu; aterrizará durante unos segundos y recolectará una muestra de pequeños fragmentos y polvo del asteroide, que serán traidos a la Tierra para su estudio.
Aunque la nave japonesa Hayabusa 2 ya ha recogido antes muestras de otro asteroide, Ryugu, en el caso de la agencia espacial estadounidense es la primera vez, y lo hará a una distancia de unos 334 millones de kilómetros de la Tierra.
El 20 de octubre se realizará el primero de los intentos de recolección de muestras, llamados Touch-And-Go (TAG). Se llevará a cabo con un brazo robótico en un sitio buatizado como Nightingale, un área rocosa de unos 16 metros de diámetro en el hemisferio norte de Bennu.
Este lugar fue seleccionado porque contiene gran cantidad de material de grano fino sin obstáculos, aunque está rodeado de rocas del tamaño de un edificio. Durante el muestreo, la nave espacial, que es del tamaño de una furgoneta grande, tratará de aterrizar en un espacio equivalente a cinco plazas de aparcamiento, en menos de 83 m2.
Durante el proceso de recolección, que durará 4,5 horas en total, se realizarán tres maniobras separadas hasta alcanzar la superficie del asteroide. La secuencia de descenso comenzará cuando OSIRIS-REx encienda sus propulsores para una maniobra de salida de su órbita segura, situada a unos 770 metros de la superficie de Bennu.
Después de descender durante cuatro horas, la nave realizará la maniobra Checkpoint a una altitud aproximada de 125 m. La combustión del propulsor ajusta la posición y la velocidad del OSIRIS-REx para bajar bruscamente hacia la superficie.
Aproximadamente 11 minutos después, la nave realiza la combustión Matchpoint a una altitud de unos 54 m, ralentizando su descenso y corrigiendo su trayectoria para que coincida con la rotación del asteroide en el momento del contacto.
Un aterrizaje de menos de 16 segundos
La nave luego se posa en la superficie, aterriza durante menos de 16 segundos y dispara una de sus tres botellas de nitrógeno presurizado. El gas agita y levanta el material de la superficie de Bennu, para quedar atrapado en la cabeza recolectora de la nave espacial.
Después de este breve toque, OSIRIS-REx enciende sus propulsores para alejarse de la superficie de Bennu y navega de nuevo a una distancia segura del asteroide, almacenando las muestras de forma adecuada mediante una serie de secuencias programadas.
Debido a la distancia a la que se encuentran Bennu y la nave, las señales tardarán unos 18,5 minutos en viajar hasta la Tierra. Este lapso impide operar en directo las actividades de vuelo desde nuestro planeta, por lo que todo el proceso, retransmitido por la NASA, se realiza de forma autónoma y automática.
Este momento decisivo se viene preparando desde que la misión alcanzó su objetivo el 3 de diciembre de 2018. El proyecto y viaje de siete años de OSIRIX-REx concluirá con la entrega a la Tierra de al menos 60 gramos y posiblemente hasta casi dos kilogramos de material del asteroide.
Este cargamento especial promete ser la mayor cantidad de material extraterrestre traído del espacio desde la era Apolo, una pequeña y prístina muestra de los primeros días de nuestro sistema solar.
Por: SINC
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