Colombia

Cuando Colombia entró en confinamiento el 25 de marzo, para evitar la expansión del nuevo coronavirus, el Jardín Botánico del Quindío dijo adiós a su principal sustento: el turismo.

Entonces, su fundador, Alberto Gómez, convirtió en su hogar el espacio que fundó hace más de 40 años. Para él, era más fácil atravesar la cuarentena en un boque de 14 hectáreas. Desde entonces se convirtió en jardinero, vigilante, empleado doméstico y administrador. Abogado de profesión, Alberto comenzó a interesarse por las plantas hace 50 años cuando se convirtió por azar en jardín botanólogo.

El derecho le ha permitido sobrevivir económicamente y darle rienda suelta al centro de conservación ecológica. Y como presidente de la OMG Red Nacional de Jardines Botánicos de Colombia desde 1996, Alberto cree tener una gran responsabilidad en el segundo país más biodiverso del mundo.

El lugar cuenta con una biblioteca, un auditorio y una sala de cine; los cuales son adornados con diversas especies de plantas endémicas de Colombia. Lejos de su familia en Bogotá, el hombre de 72 años de edad trabaja día y noche para mantener a flote su proyecto de vida.

 Por: AFP