Barcelona, España.
Los expertos en psicología reflexionan sobre cómo reconducir la curva de las emociones que nos provoca la crisis del COVID-19, una pandemia que supondrá un punto de inflexión en nuestras vidas, y del que podemos salir reforzados.
«No hay nada más contagioso que las emociones, ni siquiera el coronavirus», señala el psiquiatra Jorge Tizón, autor de «Salud emocional en tiempos de pandemia» (Ed. Herder), quien junto al psicólogo y consultor Tomás Santa Cecilia ha elaborado una lista sobre las curvas emocionales de lo que sentimos en esta crisis:
Miedo:
Tizón señala que el miedo está entre las principales emociones de esta pandemia debido al aumento de la incertidumbre, provocada por el confinamiento.
«El ser humano posee unos sistemas emocionales para responder automáticamente al mundo. Ante la complejidad, ante el no control de la situación, estamos programados genéticamente para responder a esta pandemia con una serie de emociones primigenias, entre ellas el miedo», explica.
Apego:
El experto destaca que es otra de las siete emociones básicas que están floreciendo en esta reclusión, y de la que se han derivado todas las iniciativas de solidaridad y cuidados entre personas que estamos viendo estos días.
El psiquiatra lo relaciona con la discusión filosófica que ya «subyacía» antes del coronavirus: «Queremos ir al mundo neoliberal del sálvese quién pueda o cuidarnos los unos a los otros y al medio ambiente para que el planeta no vuelva a ir en nuestra contra».
La imposición del cambio:
Los cambios traen consigo emociones que varían en gran medida si son voluntarios o, como en el caso del coronavirus, impuestos.
La forma en la que afrontamos ese cambio, planteándolo “como una amenaza o como un reto”, prosigue Santa Cecilia, es “clave a la hora de generar unos pensamientos y unas emociones u otras».
Amenaza o reto:
El psicólogo señala que si abordamos la situación como una amenaza, nos invadirán emociones negativas como el miedo, la tristeza o la apatía.
Sin embargo, si lo vivimos positivamente nos generará emociones y pensamientos de alegría, esperanza, felicidad y tranquilidad.
«Si lo vivimos como un reto entonces sentiremos alegría, tendremos buenos hábitos durante el confinamiento, nos dedicaremos tiempo, en definitiva, permitiremos a nuestro cuerpo que segregue hormonas que nos den felicidad y bienestar», subraya.
Personalidad:
Un importante parámetro a tener en cuenta para doblegar la curva hacia las emociones positivas, explica Santa Cecilia, es nuestro temperamento, nuestra personalidad, «cómo de sociables seamos”, destacando que si “ya disfrutas pasando tiempo solo en casa, lo afrontarás más fácilmente que si estás acostumbrado a no parar por casa”, ha argumentado.
Autoestima:
La percepción que tenemos de nosotros mismos facilita o dificulta nuestro enfrentamiento a los cambios. Si nos sentimos seguros de quiénes somos y de cuál era nuestro valor personal antes del confinamiento, ahora también pensaremos que podemos afrontarlo, mientras que si no tenemos autoestima lo percibiremos y sentiremos todo como una amenaza.
Contexto:
«No es igual llevar el confinamiento si somos un futbolista de primera división en su casa de 200 metros cuadrados que si vivimos en una gran ciudad en 60 metros cuadrados, o si estamos con una pareja o con niños y personas dependientes a nuestro cargo», apunta Santa Cecilia.
«Al final las emociones son experiencias psicofisiológicas complejas que experimentan las personas como resultado de su relación con el entorno», añade.
Sentir, pensar y actuar:
A partir de todas las variables viviremos emociones distintas, desde caer en el miedo y la ansiedad y no salir de la cama ni tener higiene personal, hasta afrontar la nueva situación como una oportunidad para hacer todas las cosas que antes no teníamos tiempo de hacer, aprovechar para tener tiempo de calidad con nuestros seres queridos.
«Es el discurso narrativo de cada uno, lo que pensamos, luego lo podemos convertir en realidad mediante nuestras acciones. Si creo que es una oportunidad para pasar tiempo con mis padres, haré actividades con ellos, los cuidaré, aprovecharé de forma positiva este tiempo», añade.
Hablemos de las emociones:
El psicólogo anima a todo el mundo a hablar de sentimientos, considerando “desfasadas y antiguas las creencias de que las emociones son cosa de mujeres”.
Añade que las emociones son propias del ser humano y que lo importante “es saber manejarlas”.
Santa Cecilia coincide: «Somos seres emocionales, no seres exclusivamente racionales. Si solo fuéramos racionales, nunca cometeríamos errores».
Por: EFE
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