Barcelona, España.

Com­par­tir vir­tual­men­te una copa de vino, gimnasios que trasladan sus rutinas a la nube y numerosas empresas lanzan consejos para vivir estos días de confinamiento de la mejor manera posible. Por su parte, las plataformas de Netflix y Amazon se han comprometido a bajar la calidad de sus contenidos para no saturar el internet con los millones de usuarios que ingresan cada día para «matar» el tiempo.

A partir de las altas cifras de muertos y contagiados provocadas por el COVID-19, países en todo el mundo han decretado me­di­das ex­cep­cio­na­les de con­fi­na­mien­to de mi­llo­nes de personas; toques de queda, multas, cierre de fronteras y cuarentenas.

En una entrevista con El País, el Catedrático de Periodismo y Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de BarcelonaJosé M. Pérez Tornero habla de esta realidad como una oportunidad de crear consciencia sobre nuestra necesidad del contacto físico directo ºporque, si lo perdemos, perdemos la humanidad». Y añade: ºvislumbro un posible cambio en la relación con la tecnología una vez acabe la crisis del coronavirusº.

Tecnologías para la convivencia

Familias, amigos y compañeros de trabajo se citan en línea para platicar y compartir experiencias. No obstante, las videoconferencias presentan ciertas limitantes. «Es más difícil gestionar el ruido», considera Pérez Tornero, y se pierden detalles como los olores. Hay grupos que están quedando para comer juntos: «Ves los platos, pero no se pueden compartir. Es como un coitus interruptus en la comunicación«.

«Tanto que habíamos hablado de la enseñanza online y estamos ya de bruces”, cuestiona el también consultor de la UNESCO y de la Unión Europea en materia de Medios de Comunicación e Información. Habla de una “alfabetización mediática de la gente” y de un modo de hacer a distancia forzada que, “si se aprovecha en el futuro ayudará a reducir el transporte, la logística y facilitará la conciliación familiar”.

La distancia social de 1,5 metros “a lo mejor deja huella”, opina
En manos de la sobreinformación

Ya en fe­bre­ro, la Or­ga­ni­za­ción Mun­dial de la Sa­lud (OMS) aler­taba so­bre la «in­fo­de­mia ma­si­va» que ro­dea­ba a la co­vid-19, es de­cir, una so­bre­abun­dan­cia de in­for­ma­cio­nes, que no siem­pre son ver­da­de­ras o exac­tas.

En estos días se han registrado consumos masivos de televisión y radio. Tornero alerta de una «vulnerabilidad mediática» y menciona el caso de Facebook que tuvo que mandar a casa a los moderadores de contenidos y, por cuestiones de privacidad, no podrán colaborar con la validación de la información. Hemos permitido que la inteligencia artificial y las máquinas gobiernen nuestras redes de comunicación.

Agendas y rutinas para no ser más «presos» del móvil 

El catedrático de la UAB predice que los niños y adolescentes serán los más afectados y que ante el confinamiento su primera reacción va a ser «la de seguir tan adictos a los medios como estaban». Prevé, no obstante, que las cosas pueden cambiar poco a poco al descubrir juegos de mesa o los puzzles, y van a «desdigitalizar» algunas de sus actividades.

Un consejo para los padres: «Que tomen consciencia de que es un paréntesis extraordinario y se quiten la ansiedad».

Aquí la entrevista completa. 

Pérez Tornero concluye: «Hay que establecer agendas, rutinas, desmediatizar algunos puntos de la casa y hacer cosas que no hacemos nunca como mirar por el balcón o reflexionar. La tentación de los adolescentes va a ser la adicción al móvil y esto es preocupante».

Por: Redacción NCC y con información de El País Economía / Jordi Pueyo Busquets