Las más de dos mil fuentes repartidas por Roma tienen una particularidad que las llena de simbolismo: no tienen grifo y el agua no deja de salir para saciar la sed de vecinos y turistas.

Los romanos las conocen como ‘nasone’, que podría traducirse como ‘narizotas’,un término que trata de describir la peculiar forma de estas fuentes: una base cilíndrica de poco más de un metro de altura y un enorme conducto arqueado en el centro del que mana directamente el agua y que recuerda a una nariz.

Su origen se remonta a los años posteriores a la unificación de Italia, cuando entre 1872 y 1874 el entonces alcalde de Roma, Luigi Pianciani, decidió instalar una red de fuentes públicas para garantizar “el agua a todo aquel que la necesitara”, señala a Paolo Carsetti, secretario de la asociación Foro Italiano de los Movimientos por el Agua.

Sin embargo, lo que más sorprende de las ‘nasone’ es que no tienen grifo y, por lo tanto, el agua sale constantemente y todos los días del año, algo que llama la atención de los recién llegados a Roma, pero a lo que están ya muy acostumbrados sus ciudadanos.

Nadie sabe exactamente el motivo de esta anomalía pero hay algunas hipótesis que podrían explicarlo. No hay grifos simplemente por el vandalismo. Hace algunos años se instalaron algunos, pero todos fueron robados o rotos y “obviamente no se repitió la operación”, lamenta. En todo caso, y a pesar de que ver agua continuamente saliendo de una fuente pueda doler a la vista de aquellos más concienciados con el medio ambiente, el desperdicio es “muy bajo”.

“La cantidad de agua que se pierde de las fuentes es muy baja respecto a toda la que llega a Roma.Representa menos del uno por ciento, explica este experto en la gestión del agua. Seguramente por eso fue tan polémica la medida que tomó el Ayuntamiento de cerrar casi todas las ‘nasone’ en 2017, cuando la sequía asolaba Italia.

Por: EFE