En un taller de confección al Norte de Colombia, varias mujeres excombatientes y civiles de la zona adquieren nuevas destrezas y aprenden a ser autosuficientes. En 2016, tras 53 años de conflicto, el gobierno colombiano y las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo), el grupo guerrillero más grande del país, firmaron un acuerdo de paz.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) apoyaron su implementación. El objetivo de la primera misión de las naciones Unidas en Colombia era supervisar y verificar el desarme. Después llegó una segunda misión, la cual se enfocaba en garantizar la seguridad de los excombatientes y reincorporarlos a la vida civil, policía y económica.

“La mejor experiencia es conocer la realidad de los farcianos (exguerrilleros de las FARC-EP), la cual no es la que nos habían dicho, pues nos crearon una idea errónea sobre ellos. Cuando interactúan con civiles, nos podemos dar cuenta de que son grandes personas”, declaró Olga Rodriguez, participante del proyecto “en el taller”.

Por: ONU