Mérida, México.

La arqueología maya, en el sureste de México, cumplirá esta semana su cita anual -desde hace unos cincuenta años- con la arqueología y la astronomía con el descenso del dios Kukulkán sobre las escalinatas del Castillo de Chichén Itzá, que marca el inicio de la primavera en el hemisferio norte.

La bajada del Dios Kukulcán, considerada como una hierofanía -es decir, un acto de manifestación de lo sagrado-, «causa interés en el mundo por el simbolismo en el calendario que se registra en el Castillo de Chichén Itzá», que desde 2007 fue designado una de las Siete Maravillas del mundo moderno.

El fenómeno de luz y sombra que se registra en la alfarda norte del castillo de las ruinas mexicanas de Chichén Itzá simboliza el descenso de Kukulcán, el dios maya que fertiliza la tierra.

El simbolismo calendárico del Castillo se demuestra en los 91 escalones que hay en cada una de las alfardas que rematan con la plataforma final que está en la cúspide y hacen 365 días del año solar.

Sobre el descenso de Kukulcán en el equinoccio, que de acuerdo con los sacerdotes mayas llega para fertilizar la Tierra, «es una de las fechas importantes en el calendario mesoamericano, así como el 3 de mayo, que significa el inicio del período de lluvias».

Por: EFE