Iberoamérica.

Hace algunas décadas, padres y madres vivían con temor por la salud de sus hijos. Fiebre repentina, dolor, debilidad muscular e incluso parálisis permanente. Así se presentaba la poliomielitis, una enfermedad sin cura que podía dejar secuelas de por vida e incluso causar la muerte. Gracias a las vacunas y a un gran esfuerzo colectivo, hace ya 31 años que la polio no circula en nuestra región. Ese es un logro extraordinario de la salud pública regional, que hoy recordamos en el Día Mundial contra la Polio.

Mantener esa conquista requiere compromiso continuo. En 2024, solo el 83% de los niños en las Américas recibió la tercera dosis de la vacuna contra la polio. Para mantenernos protegidos, necesitamos alcanzar al menos el 95% de cobertura.

Las vacunas no solo previene la polio, también nos protege del sarampión, la tosferina, el tétanos, la difteria y otras enfermedades que pueden causar dolor, hospitalizaciones y muertes prevenibles.

A los padres y a las madres, si tienen dudas sobre qué vacunas deben recibir sus hijos y por qué, consulten con los trabajadores de salud. Ellos les ofrecerán toda la información necesaria sobre los esquemas de vacunación recomendados, cómo las vacunas refuerzan su sistema inmunológico y ayudan a construir una barrera comunitaria para evitar brotes de enfermedades prevenibles.

A los trabajadores de salud y líderes comunitarios, gracias por su compromiso y dedicación. Es importante que escuchen las dudas de los padres y madres y les ofrezcan toda la información necesaria sobre las vacunas, su calidad y su seguridad. Su labor es esencial para cuidar a nuestras familias y nuestras comunidades.

Proteger, fortalecer y seguir las recomendaciones de los programas de inmunización es un acto de amor, solidaridad y una responsabilidad compartida de los gobiernos, los trabajadores de la salud y las comunidades y de cada uno de nosotros. Tu decisión marca la diferencia.

Por: Organización Panamericana de la Salud (OPS).