Costa Rica.

Costa Rica se ha consolidado como un verdadero santuario de mariposas, con alrededor de 18 mil especies nocturnas y mil 600 diurnas, lo que representa cerca del 8% del total mundial. Estos insectos conocidos como las jardineras del planeta son un indicador de ecosistemas saludables y cumplen funciones clave como el reciclaje de nutrientes, la polinización y el mantenimiento del equilibrio natural.

A pesar de su importancia, el estudio científico de las mariposas en Latinoamérica aún es incipiente. Así lo dijo el entomólogo Costarricense José Montero, uno de los principales especialistas de la región.

Las larvas de mariposas están comiendo todas las hojas, entonces ellas son las que están podando todos los árboles y todas las plantas y si no todo crecería y quién se lo come. Por eso es que las mariposas se llaman las jardineras del planeta y el tercer importante es la polinización. Que están contribuyendo a llevar el polen de una flor a otra flor y de esa manera permiten que las plantas se puedan reproducir”, destacó Montero.

Montero ha replicado más de 15 mil veces el ciclo de vida de las mariposas en su laboratorio en Quepos, Punta Arenas, y ha logrado identificar 103 especies nuevas de mariposas nocturnas. Según explica, la investigación es esencial para la conservación.

¿Qué es lo importante de ponerle nombre a esas mariposas? Que no podemos conservar lo que no tiene nombre. No sabemos cuáles especies se están extinguiendo en Costa Rica si ni siquiera sabemos cómo se llaman. Entonces, de ahí la importancia de ponerle nombre a las mariposas. Porque a partir de ahí, cuando yo tengo un nombre, es cuando puedo empezar a agregar información a ese nombre. ¿Qué come? ¿Quién se la come? ¿Dónde vive? Pero si no hay un nombre, no sabemos nada. No sabemos qué estamos perdiendo ni sabemos qué es lo que tenemos que conservar”, relató Montero.

Más allá de su valor ecológico, las mariposas tienen un impacto cultural y económico. Están presentes en la poesía, la moda y el arte, y además constituyen una industria que genera alrededor de 3 millones de dólares anuales en exportaciones de pupas, etapa entre la larva y la mariposa, a más de 20 países, beneficiando a unas 400 familias campesinas.

Con el mayor número de mariposarios por metro cuadrado en el mundo, Costa Rica se ha convertido en una potencia científica, comercial y turística en torno a estos insectos, reforzando la necesidad de impulsar la investigación y la conservación en toda la región.