Cuba.

El negocio se llama En Paralelo. Comenzó en el balcón de su fundador, Olíesquifabre, cuando la pandemia de COVID-19 empeoraba y la agricultura tradicional cubana comenzaba a sufrir un descenso de más del 50%, según el gobierno de la isla.

“Estamos en el proceso de siembra de microvegetales de rábanos. Los microvegetales de rábanos tienen un ciclo productivo de solamente siete días, lo que lo hace ideal para el cultivo en casa. Se pueden cultivar tanto en interiores como en exteriores, solamente se necesita un sustrato y una fuente de luz que puede ser cerca de una ventana, dentro de un balcón, una terraza, una azotea, dentro de una sala de una casa. Y lo principal, aparte del ciclo y de la producción, es su valor nutricional”, explicó el fundador del proyecto.

El Programa Mundial de Alimentos 2022 eligió entre 200 iniciativas a En Paralelo como uno de los 10 proyectos con las soluciones más innovadoras para combatir el hambre en América Latina y el Caribe.

En Paralelo ahora trabaja desde contenedores y está construyendo una planta de producción más grande en las cercanías, en un terreno donado por el gobierno local. Ahí es donde entra en juego el segundo contenedor, equipado con ruedas.

“Hemos convertido este contenedor en una entidad que debe viajar hacia diferentes comunidades, en primer lugar, aquí, hacia la Timba. Nos interesa convertir esto en un espacio de aprendizaje que inspire, porque este es el primer proyecto de esta escala que tenemos en el país, más nada, y está haciendo algo como esto. Es innovador también por la forma del proyecto arquitectónico”, destacó el emprendedor.

Para cultivar los microvegetales, la startup suministrará semillas y otros insumos, como maya de fibra de coco, que se utiliza en lugar de tierra. Los cultivadores urbanos domésticos pueden vender sus microvegetales a restaurantes, como también a los vecinos. Una solución para aliviar en parte una de las peores crisis económicas de Cuba en décadas.