Guadalajara, Jalisco
En el marco del Festival Papirolas 2025 de la Universidad de Guadalajara (UdeG) se llevaron a cabo distintos talleres, exposiciones y charlas. Entre estos eventos, el taller Misterios del mar antiguo: ¡Resuelve la misión azul!, nos dio un texto general sobre los arrecifes de coral, los servicios ambientales que nos proveen y su situación actual.
Los corales son organismos marinos que viven en comunidades o colonias. Pueden estar compuestos de distintas especies y a su conjunto los conocemos como arrecifes coralinos.
Según la tallerista, Judith Colmenero, de la Fundación México Azul, existen alrededor de 50 especies de corales y estas han ido evolucionando con el tiempo de acuerdo al contexto y condiciones medioambientales a través del tiempo.
“El Fuerte de San Juan de Ulúa, en el Puerto de Veracruz (México), es un edificio, que al igual que otros espacios del centro histórico de Veracruz, fue construido con corales y otros materiales”, dijo.
Colmenero, explica que este tipo acciones debieron representar un daño a gran escala en el ecosistema marino, pues “el hecho de tomar estos organismos, que viven unidos en comunidad, es como si detonáramos una bomba que destruye y poco a poco va reduciendo las posibilidades que queden organismos vivos. Los que resisten al impacto tienden a migrar hacia otros espacios”.
Por otro lado, también explica que se trata de ecosistemas que sí se pueden regenerar, como si reforestáramos un bosque, “Tomas bracitos de coral, los pones en distintos tipos de estructuras como un tubo de pvc. Estos pueden soltar esporas o simplemente se esparcen por las corrientes de mar hasta llegar a un punto y comenzar a crear vida o integrarse a otras comunidades de corales”.
En este sentido, también habló sobre los arrecifes de coral que se elaboran de forma artificial donde los humanos podemos ayudar a la regeneración y cuidado de este ecosistema.
“Un ejemplo son los buques hundidos en el mar. En México, la Secretaría de Marina acondicionó buques para que los corales puedan reproducirse sobre estas estructuras”, dijo. A ello, agregó que también existen los arrecifes artificiales que se elaboran a través de grandes estructuras porosas de concreto donde estos organismos también pueden crecer y vivir.
Según la experta, la restauración de un arrecife natural tarda cerca de 100 años en regenerarse, y en el caso de los artificiales el tiempo se reduce a 10 años, por lo que funciona como una estrategia para salvaguardar la existencia de los arrecifes coralinos.
“Su conservación ayuda a prevenir la pesca de arrastre y son un filtro para que los huracanes no lleguen con intensidad a nuestras costas”, mencionó.
Por otro lado, Colmeneres explicó que aunque estos organismos suelen ser muy llamativos para el ojo humano, sí requieren de respeto y cuidado al interactuar con ellos. Ante esto, han surgido prácticas como el buceo responsable, con connotación científica, en donde se suelen tener protocolos de seguridad que las actividades turísticas comunes, omiten
“Las actividades turísticas no siempre son recomendables, pues no siempre se tiene la responsabilidad necesaria. El calor de nuestro cuerpo es suficiente para matar a estos organismos”, señaló.
Los asistentes, también pudieron crear corales con plastilina, donde pusieron en práctica los conocimientos aprendidos en el taller y se les invitó a ser parte de prácticas ciencia ciudadana. “La conservación nace por el amor. Hay que conocer estas especies de corales para que la conservación nazca del amor hacia la especie que elijan”, concluyó.
Por: Denisse Godínez / NCC Iberoamérica.
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