En un país donde la mayoría de la gente percibe a la ciencia lejana, Julieta Fierro Gossman (1948-2025) visitó escuelas, impartió conferencias, escribió libros, habló ante las cámaras de televisión, los micrófonos de la radio y las plataformas digitales a lo largo de su vasta trayectoria como divulgadora de la ciencia.
Tras su inesperada muerte ocurrida el 19 de septiembre, las muestras de cariño han sido inmensas: desde quienes la recuerdan como una mujer generosa, amable, siempre dispuesta a compartir, hasta quienes dicen que gracias a que la escucharon decidieron estudiar una carrera científica.
La vimos llevar a sus presentaciones dulces, pelotas, libros, juguetes y otros artefactos que podíamos tener en casa; usaba cada uno para acercar la ciencia al público, esa que ella sabía transmitir en pequeñas dosis. Su peculiar estilo de divulgar la ciencia no únicamente delataba su pasión y entusiasmo por la astronomía —la disciplina que ejerció como investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM— sino su firme convicción de promover el derecho humano a la lengua clara y accesible.
Ciencia en lenguaje accesible
Durante su última participación pública la tarde del martes 9 de septiembre, en el marco de la inauguración del Congreso de la RepPop 2025 en la ciudad de Puebla, México, Julieta compartió los tres aspectos que ella consideraba esenciales en los productos de divulgación científica: Que sea adecuado al público, que sea original, que se atenga al derecho humano, a la lengua clara y accesible.
Contaba que era partidaria de la lucha del doctor Raúl Arroyo, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, por el reconocimiento legal del derecho a la lengua clara y accesible. La propuesta contempla que los abogados, médicos, ingenieros o científicos tengan la obligación de facilitar la comprensión de los términos técnicos propios de sus profesiones: comunicar a los ciudadanos los diagnósticos de enfermedades o dictámenes jurídicos, por ejemplo, en un lenguaje claro. Igualmente, deben hacerlo los divulgadores de la ciencia, decía ella.
Dos situaciones permitieron que la doctora Fierro llevara a la práctica esa visión. Una fue circunstancial y la otra causal. La primera es que tuvo que aprender a explicar las cosas de una manera sencilla, ya que tenía un hermano menor con síndrome de Down a quien siempre buscaba la forma de explicarle los fenómenos a su alrededor.
La segunda situación proviene de su relación con el doctor Manuel Peimbert, con quien colaboraba en el Instituto de Astronomía de la UNAM. “Lo invitaban a la tele y me decía: ve tú. Lo invitaban a escribir un artículo y decía: escríbelo tú. Y me fue bien”, narró Julieta en entrevista para un podcast producido por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia.
“Empecé a hacer demostraciones […] me di cuenta de que si yo hacía demostraciones parecía un mago. Y entonces empecé a dejar que la gente subiera al estrado y ellos hicieran las demostraciones. Y eso fue toda la diferencia, porque la ciencia debe ser lógica, transparente, interesante […] Éste es mi estilo y lo aprendí así: acercar a la ciencia con la vida cotidiana”.
Mujeres en la ciencia
Desde hace algunos años, Julieta apoyó otras causas sociales como la muerte digna para las mujeres, además de que era constante oírla hablar sobre la importancia de que las niñas se acercaran a la ciencia y de que las jóvenes investigadoras tuvieran más apoyo para no truncar su carrera por ser mamás.
“Estuve en un movimiento muy sencillito para lograr que las mujeres investigadoras de la UNAM tuviéramos dinero para guarderías para los niños. Éramos muy poquitas investigadoras. Era una manifestación como de 60 mamás con nuestros niños […] Fuimos a Rectoría de con nuestros bebés, subimos al sexto piso y dijimos: ‘queremos hablar con el rector’. No nos recibió, nos recibió el secretario académico, pero al ratito algún niño empezó a llorar y se dieron cuenta de que las mujeres investigadoras merecíamos tener guarderías y desde entonces nos dieron dinero para pagar guarderías”, contó en entrevista con Ciencia UNAM con motivo del Año Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia 2023.
Reconocía que uno de los problemas principales para acercar a las mujeres a la ciencia es la estructura social, ya que la investigación es una carrera para la que se necesitan muchos años, y las mujeres retrasan la maternidad porque el sistema no está hecho para que ellas puedan desarrollarse profesionalmente y ser madres, si es que así lo deciden.
La trayectoria profesional de la doctora Fierro fue muy amplia. Estudió física. Se especializó en Astronomía. Fue investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM. Perteneció al Sistema Nacional de Investigadores nivel III. Ocupó la silla XXV de la Academia Mexicana de la Lengua. Fue directora General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM (2000-2004). Miembro de la mesa directiva de la Sociedad Astronómica del Pacífico, así como presidenta de la Sociedad Mexicana de Museos de Ciencia.
Recibió el premio Nacional de Divulgación de la Ciencia (1992), el Premio Kalinga de la UNESCO en París (1995), el máximo reconocimiento internacional a las personas divulgadoras de la ciencia; la Medalla de Oro Primo Rovis del Centro de Astrofísica Teórica de Trieste (1996), el Premio Klumpke-Roberts de la Sociedad Astronómica del Pacífico en Estados Unidos (2001), la Medalla al Mérito Ciudadano de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (2003), la Medalla Benito Juárez. Fue la Mujer del Año (2004), y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la UNAM (2005).
Se le otorgó la medalla Vasco de Quiroga de la Sociedad Astronómica de México (2011) y la medalla al Mérito en ciencias Ing. Mario Molina (2021) en el Congreso de la Ciudad de México. En 2023 fue elegida miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Obtuvo varios doctorados honoris causa.
Su vida y obras son las huellas imborrables de Julieta Fierro, la mujer que vio en la ciencia un camino para ser feliz.
“¿Qué les sugiero a las niñas para que se dedican a la ciencia? Si les gusta, adelante; van a tener una vida sensacional, se van a despertar todos los días contentas, se van a dormir tal vez cansadas, pero felices”.
Ciencia UNAM
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