Iberoamérica.

Las ciclovías recreativas se han convertido en espacios donde la comunidad redescubre la ciudad y apuesta por un estilo de vida más activo. En ellas, no hacen falta alas para “dar la vuelta al mundo”, basta con las piernas, la vista y la salud para recorrer calles abiertas al aire libre.

Estos espacios invitan a apagar la televisión, dejar la computadora y salir a convivir en familia: niños aprendiendo a pedalear, jóvenes sobre patines o scooters, y adultos que acompañan a sus hijos en un camino hacia un futuro más saludable.

En cada rodada, patinata o juego de pelota, se fomenta la actividad física y la convivencia. Las ciclovías son más que rutas urbanas; son un privilegio compartido que permite construir, cada domingo, un mundo más saludable y lleno de movimiento.

Por: Organización Panamericana de la Salud (OPS).