Honduras.
La educación prebásica es una etapa clave en la vida de todo niño. Durante estos primeros años se forman las bases del aprendizaje, el desarrollo emocional, la creatividad y la socialización. Una atención adecuada en esta etapa no solo mejora el rendimiento escolar futuro, sino que también reduce desigualdades desde la infancia.
“Estamos trabajando con diferentes enfoques. Uno de los enfoques es cuidado para el desarrollo infantil, que también se está implementando en Honduras, donde estamos trabajando con las familias para que las familias entiendan cómo jugar con su hijo, cómo tener actividades, cuidado de comunicación y cómo crear ese vínculo. El niño para desarrollarse plenamente necesita un vínculo y un apego seguro en estos primeros años de vida. Tenemos que recordar que esta etapa es la etapa más importante de la vida. Durante los cinco primeros años se está formando el 80% del cerebro, entonces es lo que va a quedar para nuestro resto de vida y necesitamos que el niño reciba la estimulación y todas las oportunidades de aprendizaje que pueda tener”, destacó Patricia Misiegos, especialista en primera infancia, UNICEF.
Sin embargo, millones de niños en zonas rurales y comunidades empobrecidas aún no acceden a este derecho. Factores como la pobreza, el aislamiento geográfico y las barreras culturales han limitado el acceso equitativo a la educación prebásica, afectando principalmente a los grupos más vulnerables. Frente a esta realidad, UNICEF ha trabajado activamente para cerrar estas brechas, promoviendo la inclusión educativa desde la primera infancia. La organización ha implementado programas de formación docente, infraestructura educativa y materiales pedagógicos en lenguas maternas, respetando la diversidad cultural de cada región.
“Realmente UNICEF está trabajando con el gobierno y con las comunidades. Todos los proyectos que UNICEF hace son propuestas que se pueden adecuar a la cultura y de hecho hay un proceso previo de adaptación a la cultura. Incluso hoy tuve una reunión justamente con el equipo de Venezuela y ellos están adaptando incluso al lenguaje y al idioma de las comunidades indígenas. Entonces todo es consultado con las comunidades y con el gobierno para poder trabajar de manera colaboradora y colectiva”, acentuó Misiegos.
Gracias a estos esfuerzos, miles de niños y niñas en comunidades indígenas y rurales han tenido la oportunidad de comenzar su camino educativo en entornos seguros, afectivos y adaptados a su realidad. Garantizar el acceso a la educación prebásica no es solo un acto de justicia social, sino una inversión en el futuro de nuestras sociedades.
Por: STVE.
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