Brasil.

 

Entre sequías, plagas y tensiones comerciales, los grandes productores de café en Latinoamérica sortean su futuro en medio de un mercado volátil. De Brasil a Guatemala, el café representa más que una simple bebida, pues marca un pulso económico que late con fuerza en cada grano.

Brasil, el mayor productor de café del mundo, encarga una disminución de sus cosechas debido a condiciones climáticas adversas. Según datos oficiales, desde 2021 la producción ha tenido un impacto debido a sequías y heladas, al punto que para 2025 se prevé una cosecha de 51,8 millones de sacos de 60 kg, lo que representa un 4,4% menos que el año anterior.

Los precios en el país carioca se han visto presionados por la alta demanda de algunos países europeos, que decidieron aumentar sus compras de café este año para anticiparse a la entrada en vigor de la ley anti-deforestación europea. El impacto también puede verse en el mercado interno, pues el precio del grano ha subido un 89% en el último año, lo que afecta a la popularidad del gobierno de Luis Ignacio Lula da Silva.

Del lado de Colombia, tercer productor mundial de café árabe suave, su principal mercado sigue siendo Estados Unidos, ya que representa el 40% de sus exportaciones. La Federación Nacional de Cafeteros, gremio fundado hace 98 años y que agrupa a 560.000 familias caficultoras, ha diversificado su modelo de negocio para llevar el café a todos los continentes, con una presencia creciente en Turquía, Oriente Medio y un gran interés del mercado chino, pero sin perder de vista el mercado norteamericano, donde busca cerrar una brecha entre la importación mayorista y el consumidor final, apostándole a marcas como Juan Valdez y Dios mío.

Estados Unidos es el segundo mayor mercado del café detrás de la Unión Europea, y es que la tendencia de consumo ha ido al alza en los últimos años, pues se estima que el 73% de los adultos estadounidenses bebe café a diario, y aunque la mayoría lo hace en casa, cerca de la mitad consigue la bebida en una cafetería al menos una vez por semana. México ha visto golpeadas su producción de café por las sequías en estados claves como Chiapas, Oaxaca y Veracruz. En este último, la cosecha se ha retrasado un mes y espera que los precios sigan altos.

A nivel internacional, la industria podría tener una afectación del 53% de sus exportaciones hacia Estados Unidos, de aprobarse la imposición del 25% en los aranceles por parte de Donald Trump.

Honduras, el quinto mayor productor de café en el mundo y el primero en Centroamérica, también enfrenta desafíos debido a la crisis climática. A pesar de las dificultades, sobre todo para los pequeños productores por el alto costo de los fertilizantes, la roya y el longo ojo de gallo que afectan la calidad y cantidad de la cosecha, la industria cafetera hondureña sigue siendo vital para la economía del país, ya que representa más del 5% del PIB y genera más de 2.000 millones de dólares en divisas.

Del lado de Guatemala, el café también sigue siendo una pieza clave de su economía, con Estados Unidos comprando el 41% de sus exportaciones, aunque su producción total en 2024 fue de 4,07 quintales, lejos del récord de 2021 en el que alcanzó los 4,78 millones.

Este panorama expone la compleja de desafíos y oportunidades que atraviesa el café en América Latina, mientras Brasil y Colombia procuran seguir liderando un mercado afectado por sequías y costos en alza, México, Guatemala y Honduras enfrentan la crisis climática, la volatilidad de los precios y la dependencia del consumidor estadounidense.