México.
En algún momento, todos hemos sentido que el tipo de iluminación que nos rodea afecta nuestro humor y estado de año. Esto es un hecho reconocido por las neurociencias, pero se desconoce el mecanismo intrínseco que lo provoca.
En la retina se encuentran terminaciones del nervio óptico, llamados conos y bastones, que son sensibles a la luz y el cerebro transforma su señal en imágenes visuales. Recientemente, también en la retina se encontraron otros receptores que reciben el complicado nombre de receptores ganglionares intrínsecamente fotosensibles.
Aunque son sensibles a la luz, la señal que estos envían no es transformada en imagen visual, sino que están conectados con la región cerebral llamada amígdala, que es la responsable de procesar las emociones.
Se realizó un estudio con voluntarios en el que, al mismo tiempo que se registraba su actividad cerebral por medio de resonancia magnética, oían una grabación de palabras neutras y otras amenazantes y enojadas.
Estas últimas activaron con mayor intensidad su conexión con la amígdala cuando su ambiente se iluminaba con luz azul. Estos fotorreceptores no visuales son más sensibles a la luz azul e influyen también en los ciclos que modulan el sueño y el estado de alerta.
Los neurocientíficos y los psiquiatras están trabajando para conocer el mecanismo de acción de la luz sobre el estado de ánimo con el fin de utilizar esta para el tratamiento de la angustia y la depresión.
Por: Dirección General de la Divulgación de la Ciencia UNAM.
- Parches con propóleo busca prevenir infecciones en diabéticos - agosto 14, 2025
- La cultura también se involucra en nuestros hábitos alimenticios - agosto 14, 2025
- Mayo Clinic Care Network, establece nueva clínica en Colombia - agosto 14, 2025