Una madre de familia y profesional de clase media colombiana, solía hacer sus compras en supermercados, ahora lo hace en tiendas de descuentos duros, donde gasta hasta 30 por ciento menos, incluyendo antojos dentro de su lista de compras.
Este modelo de negocio, ya establecido en Europa y Estados Unidos, llegó a Colombia en 2016. Ahora tiene un crecimiento de 17 por ciento de participación en el merco, todo un fenómeno de expansión.
La marca Justo y bueno, que comenzó en los barrios populares y ahora tiene presencia en los barrios de más altos ingresos,evoca valores tradicionales de los mercados de antaño. Justo y bueno comparte origen con la cadena Tostao, una cadena de cafés que abrió recientemente su tienda número 357.
Pedro Gasca, orientador de la marca afirma que abren un nuevo local cada dos días. “Nos dimos cuenta que era fundamental democratizar el consumo del pan y el café en el país, con lo que descubrimos que un gran número de personas no cuenta con acceso a productos de buena calidad y precio justo”, añadió.
En Tostao confluyen ejecutivos, amas de casa y trabajadores que disfrutan por igual de sus productos. Un cliente promedio gasta alrededor de 25 mil pesos colombianos al mes en café y pan.
Esta democratización no es solamente de “dientes para afuera”, pues en la cafetería Tostao se rigen por un modelo empresarial sin jerarquías, por lo que todo el equipo puede tomar decisiones en conjunto sin la necesidad de un gerente. (DW)
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