México.

El cerebro humano es la máquina más compleja que conocemos. Decodificar sus misterios es la misión de la neurociencia, la disciplina que estudia desde cómo recordamos un rostro hasta qué nos hace tomar decisiones, incluso las que terminan en un tribunal. Hoy, un reportaje sobre esta ciencia revolucionaria y una mexicana que la ha llevado al corazón del derecho, la doctora Magdalena Victoria Oliva.

El enfoque que tiene la neurociencia con el derecho es que se pensaba que la neurociencia solamente era para áreas enfocadas o relacionadas con la medicina. La neurociencia no necesariamente es medicina, son diferentes disciplinas que te explican el sistema nervioso de cualquier ser humano. ¿Cómo puedes tú, como operador jurídico, o sea como defensor, como fiscal o incluso como juez, cómo puedes tú advertir esta violencia de una persona, cómo puedes tú valorar la comisión de un delito y para ese conocimiento requieres no solamente la norma, la norma dura, vaya”, dijo la Dra. Oliva.

La neurociencia no es una, sino muchas ciencias unidas, biología, psicología química y hasta inteligencia artificial. Juntas responden preguntas como, ¿por qué el miedo a acelerar el corazón? ¿Cómo almacenamos recuerdos? ¿O qué pasa en el cerebro de alguien que comete un crimen? Ahí es donde el derecho se une a la ecuación, porque entender la mente ya no es solo filosofía.

Hoy, escáneres cerebrales o pruebas de neurotransmisores pueden ser evidencia científica en un juicio. Y en este campo, México tiene una voz líder. La doctora Magdalena Victoria Oliva, ex jueza y neurocientífica, es pionera en aplicar estos avances en tribunales. Sus estudios han ayudado a distinguir, por ejemplo, entre un acto violento, premeditado y uno impulsivo, clave para sentencias justas.

“Si hablamos, por ejemplo, de las personas que han compurgado una pena y cómo le hago para prevenir el delito en México, no hay seguimiento de la prevención del delito, es decir, evitar que reincida la conducta”, acentuó la doctora.

Su expertis es reconocida mundialmente. La Organización de las Naciones Unidas le otorgó dos de las tres certificaciones que existen en Neurociencia y Derecho para toda América Latina, un mérito que coloca a México a la vanguardia. Pero su trabajo no se detiene ahí. Oliva advierte que en la era de la Inteligencia Artificial necesitamos neuroderechos, privacidad mental, que no lean tus pensamientos, libre albedrío, que algoritmos no manipulen tus decisiones, derechos que, gracias a ella, ya se discuten en foros globales. Magdalena Oliva demuestra que la ciencia y la justicia no son mundos separados. Su legado, un futuro donde las leyes no solo castiguen, sino que entiendan la mente humana.

Por: Justicia TV.