México.
En zonas desérticas habitan escarabajos y arañas que aparentemente viven sin agua, pero ningún tipo de vida en la tierra puede existir sin ella. Un estudio más detallado de las telarañas de algunos arácnidos ha demostrado que estas son verdaderas trampas que secuestran la escasa humedad de la atmósfera del desierto.
Como nuestro planeta se encuentra en la necesidad de atrapar agua de donde sea, investigadores de materiales han estudiado la estructura y composición de estos materiales biológicos con el fin de imitarlos. Observaciones con microscopio electrónico muestran que las telarañas constan de dos tipos de estructuras de nanofibras de proteínas con diferente textura. Una es de nudos rugosos en los que las fibras no tienen un acomodo regular. La otra estructura consta de fibras alineadas entre sí y su textura es lisa.
Estas proteínas tienen gran afinidad con el agua por lo que esta se adhiere a ellas. Los primeros en llenarse de agua son los nudos y cuando la microgota llega a cierto volumen las fibras lisas se estiran haciéndose más angostas y el agua se desliza sobre ellas hasta el otro nudo de manera que el anterior queda libre para atrapar más agua.
La diferencia entre las fuerzas de tensión superficial de las dos estructuras es lo que genera el movimiento del agua. Los químicos han sintetizado materiales semejantes que reúnen las propiedades de la telaraña que podrán utilizarse para atrapar agua en zonas desérticas o para remover humedad no deseada en procesos industriales.
Por: Dirección General de Divulgación de la Ciencia UNAM.