Santa Marta, Colombia.
Un proyecto innovador para hacer frente a la enfermedad de Chagas, que integra el conocimiento tradicional indígena con la experiencia médica científica, se está llevando a cabo en el norte de Colombia.
En la comunidad de Machín, hogar del pueblo indígena wiwa, en la región de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia , una de cada tres personas vive con la enfermedad de Chagas. Esta, afecta desde a recién nacidos hasta a personas mayores y que si no se trata puede provocar daños irreversibles al corazón y otros órganos vitales.
«En Colombia hay aproximadamente 400.000 personas infectadas”, dice a DW Gabriel Parra, director del Centro de Investigación en Salud Para el Trópico (CIST).
Esta cifra aumenta cuando se trata de la región. “En Latinoamérica se considera que existen entre 6 y 8 millones de personas infectadas con la enfermedad de Chagas”, agrega Parra, también asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y la cifra asciende vertiginosamente cuando se trata del riesgo.
“Hay estadísticas de hasta 70 millones de personas en riesgo en América Latina y en la zona endémica de Colombia (la zona Andina, la Orinoquia y la Sierra Nevada de Santa Marta) hay 3 millones de personas en riesgo”, puntualiza.
Los síntomas pueden tardar en aparecer
Se trata de estimaciones debido a que los síntomas pueden tardar años en desarrollarse, de modo que muchas personas desconocen que son portadoras del parásito que causa la enfermedad de Chagas. «La infección pasa inadvertida y así puede durar hasta 12 años o más, algunos son detectados cuando van a donar sangre, en el cribado obligatorio”, recalca Parra.
Aunque este mal remonta de hace un siglo en comunidades campesinas, los insectos -principales causantes de la enfermedad- y los movimientos migratorios de las últimas décadas han hecho que la enfermedad de Chagasse haya urbanizado y viajado a otros países en los que no se estaba desarrollando .
Algunas medidas para erradicarla
En Colombia, sin embargo, desde hace años se están tomando a cabo diversas medidas para erradicarla. “Entre los años 1998 y 2000, el país realizó el programa nacional de prevención y control de la enfermedad de Chagas que permitió tener claridad de la situación en 15 departamentos”, recuerda el director del Centro de Investigación en Salud Para el Trópico (CIST).
Asimismo, “se han realizado otras investigaciones como la de la Red Chagas Colombia que permitieron avanzar en mayor conocimiento de la enfermedad en el país y desde el año 2013, el Ministerio de Salud emprendió el trabajo de interrupción de la transmisión. Eso ha permitido certificar ante la Organización Panamericana de la Salud a 80 municipios como libres de transmisión de Chagas”, recalca.
Estos logros se refieren a la transmisión a través de insectos como “vinchucas” o “chinches”; no obstante, también puede transmitirse de manera congénita (de madre a hijo) o a través de transfusiones de sangre y trasplante de órganos, así como por el consumo de alimentos contaminados.
Complementando saberes
Un nuevo enfoque, que integra el conocimiento tradicional indígena con la experiencia médica científica, así como la unión de liderazgos indígenas y autoridades de salud locales para colaborar a la hora de implementar estrategias de diagnóstico y tratamiento, se está aplicando ahora en un proyecto en el norte de Colombia.
«Es innovador porque la cosmovisión de los pueblos indígenas no se había tenido en cuenta para responder a la atención de la enfermedad de Chagas.
Es un encuentro de dos enfoques de medicina que no chocan, sino que se complementan”, dice a DW Andrea Marchiol, médica y responsable del área de Proyectos de Acceso al Tratamiento del Chagas de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDI, por sus siglas en inglés).
Desarrollado por DNDI y realizado en asociación con la organización Wiwa, el prestador y asegurador de los servicios de salud (Dusakawi IPSI y Dusakawi EPSI) y el gobierno municipal, el proyecto toma a los insectos como parte de la comunidad donde están considerados como guardianes sagrados que aparecen en los hogares para cobrar deudas espirituales causadas por la destrucción de la naturaleza.
No sabían que los podía afectar tanto
«No pensábamos que los pitos (como se conocen localmente a los insectos) nos podían atacar tan fuerte, podían causarnos hasta la muerte», puntualiza José María Martínez, director de la organización indígena Dusakawi IPSI, entidad que, conjuntamente con la organización Wiwa, están liderando la implementación de la Ruta Intercultural de atención para la Enfermedad de Chagas.
“Propusimos conjuntamente soluciones desde la perspectiva técnica, médica, pero también soluciones desde la perspectiva espiritual, cultural, comunitaria y de derecho a la salud”, comenta Marchiol. Así, “las atenciones, visitas e intervenciones en la comunidad se inician con un espacio espiritual liderado por el Mamo (líder espiritual wiwa) que permite entrelazar ambas medicinas”, agrega.
De este modo, antes de fumigar, el Mamo lleva a cabo un ritual usando semillas de árboles nativos para que los insectos se queden en el bosque y no reinfesten las casas.
Implicando a la comunidad, resultados asegurados
La difusión sobre la enfermedad también cuenta con la participación de Víctor José Loperena Mindiola, un conocido líder local que viaja entre comunidades para contar su propio tratamiento.
Marchiol se muestra satisfecho con los resultados del proyecto. «Mostró la capacidad para identificar a los infectados, muchas de estas personas antes no conocían su condición. También garantizó la oferta de atención al 100% de los positivos», asegura.
“El 90% de las personas positivas iniciaron un tratamiento, otras personas no lo iniciaron por diferentes causas (embarazo, lactancia, edad avanzada, entre otras)”, detalla. Así, se ha conseguido diagnosticar un 85% de la población en los 5 asentamientos que se ha llevado a cabo el proyecto.
Por otro lado, las mujeres también han participado en otra iniciativa para la eliminación de la transmisión materno-infantil (ETMI Plus) de la enfermedad de Chagas. Y es que según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 8.000 y 15. 000 bebés nacen con infección cada año en América Latina.
«El pueblo wiwa tiene su líder espiritual masculino (Mamo) y también tiene su líder espiritual femenina (Saga). Se promueve su control durante el embarazo. El diagnostico y tratamiento de niñas y mujeres en edad fértil es clave, ya que reduce la transmisión madre-hijo en futuros embarazos», concluye la responsable del área de Proyectos de Acceso al Tratamiento del Chagas.
Junto con los laboratorios ELEA y FMS, han desarrollado una formulación oral soluble en agua de un medicamento para bebés. Se estima que casi el 100% de los recién nacidos pueden eliminar el parásito que causa la enfermedad de Chagas si se tratan en el primer año de vida.
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