México.
Sebas nació sano, pero a los dos años comió accidentalmente una galleta manchada con greta, el dióxido de plomo con el que su padre abrillanta la cerámica. Desde entonces quedó en estado vegetal. «Se convulsionó, se le subió una infección al cerebro y ya no se pudo controlar», contó Oscar, papá de Sebas.
Es un caso extremo de la crisis por intoxicación por plomo que sufre la niñez mexicana. Sus niveles de esta sustancia son el doble que en Estados Unidos. Su uso en productos cotidianos hace que un menor de edad en México tenga 8 veces más probabilidades de tener niveles peligrosos de plomo en la sangre, pero Oscar debe seguir usando este polvo de plomo porque no puede comprar un horno de gas para fundir vidriados.
“Yo manejo hornos de leña porque pienso que me sale más económica porque no tiene uno mucho recurso en esto”, dijo.
En Tecomatepec, la mayoría de sus 1,800 habitantes se dedican a la alfarería. Este otro artesano, Ciro, fue uno de los primeros en utilizar horno de gas, gracias a un apoyo del gobierno hace 17 años pudo obtener esta instalación y aplicar esmaltes transparentes. Ha multiplicado su producción y hasta la exporta, aunque su motivación principal fue el miedo a enfermar. Se estima que en México la quinta parte de la infancia está expuesta al plomo y puede sufrir problemas de desarrollo. En este pueblito, a dos horas de la capital, los daños permanentes en el cerebro y en el sistema nervioso son evidentes.
“Así nacieron y toda su vida crecieron así y hay momentos en los que se convulsionan y quiero pensar que estos ataques epilépticos son a causa del plomo porque ahorita, de 25 años para acá, cuando Fonart se empezó a meter de lleno”, dijo.
Fonart es el Fondo Nacional para el fomento de las Artesanías. Su programa ‘Barro sin plomo’, ha beneficiado a unas 11 mil personas, aún así, los esfuerzos del gobierno, son insuficientes, pues en México no se cuenta con un registro nacional de sustancias químicas industriales. Esto significa que pueden usarse sin someterse a un análisis de riesgo, la normativa es escasa y además su cumplimiento no está regulado por ninguna autoridad, esa es la conclusión del informe “Toxicidad Méxicana” realizado por Casa Cem.
El mercado informal de este óxido de plomo comienza a menudo, con la masiva exportación de baterías de Estados Unidos, como indica en Jalisco la directora de esta Asociación Civil.
“Definitivamente hay un reciclaje informal de baterías o de Scrap de plomo o de láminas que vienen de baterías que se oxida en muchos otros lugares y que puede llegar a través de cadenas informales al alfarero y es ahí donde pretendemos cerrar la puerta y no al final del túnel”, dijo la vocera.
Un túnel envenenado y relacionado con una lucrativa industria de productos domésticos sin control alguno. En el caso de la pintura, el plomo se libera al astillarse y caer al suelo en forma de polvo, en los juguetes infantiles se aplica para darles brillantez y suavidad. Resulta muy difícil magnificar el uso y el impacto de este metal en México, dado el vacío de información y el escaso control.
- Intoxicación por plomo de cerámicas afecta a infancias en México - febrero 3, 2025
- Alemania lidera la construcción de la mayor fábrica de chips en Europa - febrero 3, 2025
- La cruel paradoja del viaje interestelar - febrero 2, 2025