Francia.

Los vulcanólogos clasifican las erupciones volcánicas según la composición del magma. Si el magma es rico en basalto, es muy fluido. Sube fácilmente por la chimenea del volcán y brota en chorros de lava. La lava fluye a grandes distancias, al solidificarse forma volcanes con una pendiente suave, conocidos como volcanes en escudo.

Si el magma también contiene gas, la lava sale fragmentada, el volcán también expulsa cenizas y rocas conocidas como bombas de lava. Estas eyecciones se acumulan más cerca del cráter y forman un cono.

Si el magma es más viscoso, sube con más dificultad a la superficie. Puede quedar atascado en la chimenea del volcán, debajo la presión de los gases aumenta hasta que se libera el bloqueo. La explosión resultante expulsa cenizas y más materiales sólidos en una columna de varios kilómetros de altura. Estas eyecciones liberan poca lava. Si el magma contiene más sílice, la lava es más espesa y la presión bajo la cúpula es aún mayor.

Cuando cede, el bloqueo se pulveriza, la base de la cúpula se rompe y surge una nube de gas ardiente y lava que se precipita por la ladera del volcán a varios cientos de kilómetros por hora.

Existe un tipo de erupción aún más explosiva. Se trata de lava muy rica en sílice, que se somete a tanta presión que cuando la cúpula estalla, el propio volcán puede colapsar. La columna de ceniza se eleva en forma de hombro a decenas de kilómetros de altura.

Algunas de estas erupciones son tan violentas que pueden modificar el clima del planeta durante años.