Bolivia.-

 Mariel se declara enamorada de la viola, un instrumento que desconocía hace siete años cuando tenía 14.“La Alcaldía lanzó una convocatoria de un proyecto de violines, no especificaba que debías tener conocimiento es música”, dice la joven.

Mariel forma parte, junto a otros 80 niños y jóvenes, de la Orquesta Juvenil de Chulumani en Bolivia.

Esta estudiante de ingeniería creció en la comarca de Cocayapu, en los Valles de los Yungas, a un centenar de kilómetros de la Paz, donde cosechaba hoja de coca en la parcela de sus padres, pero la oportunidad de estar en la Orquesta le cambió la vida.

Al igual que a muchos jóvenes que al involucrarse en la música, han quedado al margen de los problemas típicos que los rodean como el consumo del alcohol y drogas.

Al ritmo de Strauss, Chaikovski y bandas sonoras de películas, estos jóvenes han podido cambiar sus vidas, muchos han conseguido becas en universidades bolivianas y extranjeras, así como en el conservatorio de Perú y Costa Rica.

Mariel actualmente vive en la Paz, pero los fines de semana regresa a Chulumani donde enseña a un par de niños y sigue ensayando con sus compañeros de orquesta.

La Sinfónica de Chulumani ha participado en encuentros con otras orquestas juveniles de Bolivia, Argentina, Chile y Paraguay.

La meta de la Orquesta es conseguir más becas en el exterior para sus integrantes y llevar la música boliviana a otras latitudes.

Por: AFP