Las emisiones de gases de efecto invernadero del turismo se han disparado, y en la pasada década (2009-2019) crecieron a un ritmo anual del 3,5 %, más del doble que las del conjunto de los sectores, según datos de un exhaustivo análisis cuyas conclusiones recoge este martes la revista Nature Communications.
Investigadores de tres universidades australianas (Queensland, Griffith y Sidney) y la Universidad Linnaeus (Suecia) han hecho un análisis exhaustivo de la huellas de carbono del turismo mundial durante la pasada década utilizando datos de viajes internacionales y nacionales de 175 países.
Las cifras ponen de manifiesto que «el turismo está muy alejado de cumplir el objetivo para el sector del Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático, que exige una reducción de emisiones en más de un 10% anual», señalan.
Crecimiento desorbitado
Las emisiones del turismo mundial crecieron un 3,5 % anual en la década 2009-2019: más del doble del ritmo de crecimiento de las emisiones del conjunto de la economía, que subieron un 1,5 % anual.
En el último año analizado, 2019, el turismo fue responsable del 8,8 % del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
La huella de carbono del sector pasó de 3,7 gigatoneladas de CO2 (Gt) en 2009 a 5,2 Gt en 2019.
El calibre de este aumento se puede apreciar a la luz del aumento del total de las emisiones de todos los sectores juntos en este periodo, que pasó de 50,9 Gt en 2009 a 59,1 Gt en 2019.
La mayor parte de las emisiones atribuidas al sector se asocian a los vuelos, los servicios públicos que conllevan los viajes y el uso de vehículos privados para viajar.
A la cabeza de los países cuyo turismo genera más emisiones están, en este orden, Estados Unidos, China y la India. Solo los turistas de estos tres países suponen tres cuartas partes de la huella de carbono total del turismo.
España ocupa el puesto 19 de los países cuyos turistas más contribuyen a las emisiones del sector si se tienen en cuenta los desplazamientos internacionales, y el número 20 si solo se tienen en cuenta los viajes dentro del propio país.
Intervenciones urgentes
Estas conclusiones, basadas en datos de 2009 a 2019 y que los investigadores intuyen que pueden haber ido a peor desde entonces, «ponen de relieve la urgente necesidad de medidas regulatorias eficaces para alinear el sector turístico con los objetivos climáticos mundiales».
«El rápido crecimiento del sector, combinado con su naturaleza intensiva en carbono, especialmente asociada a los vuelos y al vehículo privado, plantea un enorme desafío para los esfuerzos de reducción de emisiones globales», apunta Ya-Yen Sun, investigador de la universidad australiana de Queensland en un comunicado.
«Sin intervenciones urgentes en la industria turística mundial, prevemos un aumento anual de las emisiones del turismo de entre un 3 y un 4 %, lo que significa que se duplicarán cada 20 años», agrega.
En esa línea, los autores recomiendan, entre otros, reducir la comercialización de vuelos de larga distancia, y poner en marcha medidas regulatorias específicas como impuestos de CO2 u obligaciones de usar combustibles alternativos a los fósiles.
En lo que se refiere al sector privado, consideran que los operadores turísticos deben optar por electricidad renovable en los alojamientos, establecimientos de restauración y actividades recreativas, y usar vehículos eléctricos para el transporte.
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