El fenómeno del Tren Maya: una oportunidad para cambiar la relación cultura-territorio

Guadalajara, México.

En la FIL Guadalajara 2024 se presentó el libro “Tren Maya. Por las vías de la transformación”. Durante la conferencia, Diego Prieto, Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia resaltó el impacto cultural, social y económico de esta obra, que trasciende su función como infraestructura de transporte.

El Tren Maya fue descrito por el gobierno mexicano como un esfuerzo que busca equilibrar el desarrollo económico con la protección del patrimonio arqueológico y la integración de las comunidades originarias. Según Margarito Molina, antropólogo participante, el proyecto implica la recuperación de zonas arqueológicas como espacios de memoria para las comunidades mayas y campesinas, en un esfuerzo por resistir al despojo histórico de sus territorios.

Los ponentes coincidieron en que el programa de salvamento arqueológico ha sido crucial para rescatar y revalorizar el patrimonio cultural mexicano. Además, se destacó la participación colaborativa entre instituciones como la Sedena y el INAH, así como las aportaciones de empresas constructoras y comunidades locales.

Un aspecto clave fue el testimonio sobre el trabajo en territorio. Lejos de limitarse a planos y oficinas, los involucrados señalaron la importancia de interactuar directamente con las comunidades y los espacios arqueológicos. “Es un ejercicio antropológico que permite apreciar la cultura maya más allá de los discursos técnicos”, afirmaron.

A pesar de las críticas iniciales, el proyecto ya conecta gran parte del sureste mexicano, con más de 1,500 kilómetros de vías en funcionamiento desde Palenque hasta Cancún. El tren maya, que estaba destinado a terminarse de un plazo de 11 a 15 años según las palabras de Diego Prieto, logró terminarse en seis años por la urgencia del gobierno. 

El libro invita a reflexionar sobre este proyecto como una herramienta para construir una memoria colectiva y transformar la relación del país con su riqueza cultural y territorial.

Por: Bernardo Enríquez / NCC Iberoamérica.

Fotografía: Leslie Almanza.