El sector farmacéutico enfrenta una crisis sin precedentes en el Reino Unido, cada semana una decena de farmacias cierra sus puertas. Con un sistema de salud británico colapsado por largas listas de espera y falta de personal, el Gobierno busca que las farmacias asuman más responsabilidades, pero estas denuncian que se les pide hacer mucho más trabajo con menos recursos. El sistema de salud británico lleva más de 10 años destinando la misma cantidad para financiar a las farmacias, pero con la inflación ese presupuesto ha perdido un 40% de su valor real.
Pradel Patel, dueño de una farmacia en el centro de Londres, expresa su temor de que su establecimiento sea el próximo en cerrar. “Estamos viendo que entre 6 y 10 farmacias cierran cada semana”, dijo. Como resultado, cientos de farmacias se enfrentan a pérdidas significativas, de hecho, el sector estima pérdidas de 108 millones de libras al mes. Por ello varios establecimientos han tenido que diversificar sus servicios solo para subsistir.
La situación es tal, que los propietarios están recurriendo a familiares, hipotecando sus casas o sacando préstamos bancarios para cubrir costos. En zonas rurales esto ya ha creado desiertos farmacéuticos dejando a los pacientes sin acceso a servicios de salud básicos. Frente a esta crisis, la campaña ‘Save our pharmacies’, busca apoyo ciudadano para presionar al gobierno, pero la falta de un sindicato y las limitaciones legales complican su capacidad de manifestarse.
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