Dormir más de siete horas por la noche podría ayudar a las personas a «envejecer con éxito», es decir, vivir el mayor tiempo posible sin sufrir problemas de salud, según propone un nuevo estudio publicado por la revista BMC Public Health.

Tanto el sueño excesivo como el insuficiente se han relacionado con resultados adversos como la depresión, el deterioro cognitivo y la mortalidad.

El reciente informe entrega más evidencia sobre la importancia de tener un sueño normal y constante, para así evitar problemas de salud de tipo físico o mental.

 

¿Cómo se realizó el análisis?

 

Los investigadores de la Universidad Médica de Wenzhou (China) llegaron a ese número de horas tras analizar a más de 3.300 pacientes mayores de 45 años y sus hábitos de sueño en 2011, 2013, 2015 y un posterior control de salud en 2020.

Los autores definieron que una persona que ha envejecido exitosamente está «libre de enfermedades crónicas importantes, sin deterioro físico, alta función cognitiva, buena salud mental y compromiso activo con la vida».

De todos los pacientes examinados, solamente el 13,8 % (455 personas) cumplía con todos los criterios de sanidad. De este grupo, 307 participantes informaron dormir más de siete horas de manera sistemática.

 

Diferencias entre personas que duermen menos y más

 

Los científicos a cargo de la investigación pudieron observar que los pacientes que dormían entre 8-9 horas y 7-8 horas regulares tenían mayores probabilidades de envejecer con éxito, en comparación con los grupos que dormían menos de siete horas.

El análisis también tomó en cuenta otros factores, como peso, consumo de alcohol o género, pero no fue posible establecer una relación directa de causa y efecto.

 

Envejecimiento acelerado, un problema

 

Uno de los mayores problemas globales es el rápido envejecimiento de las poblaciones, es decir, cada vez hay más personas viejas. Esto implica poner más énfasis en medidas para llevar una vida más sana en la vejez y reducir la carga de los sistemas sanitarios.

«Estos hallazgos subrayan que la privación crónica de sueño, así como los patrones de aumento y disminución de la duración del sueño, no son meros cambios relacionados con la edad», escriben los investigadores.

«Más bien, surgen como indicadores fundamentales de obstáculos en la búsqueda de un envejecimiento exitoso», concluyen.