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Un proyecto busca consolidar la siembra de quinua en el trópico de Bolivia

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Montero (Bolivia), 8 agosto 2018.-

Una iniciativa productiva busca crear las condiciones necesarias para el cultivo de quinua en la zona tropical de Bolivia, con la meta de igualar el tamaño del grano y triplicar su rendimiento sobre las parcelas del altiplano y regiones gélidas, de donde es originario este cereal.

Aunque se trata de una labor experimental, los resultados que se han arrojado son favorables para que se incorpore la producción del llamado Grano de Oro en los sectores del trópico boliviano que han sufrido el golpe de la sequía.

En una entrevista con Efe, durante una visita impulsada por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), el gerente general de la empresa Marín Semillas, Marín Condori, aseguró que esta producción ingresaría como un «cultivo rústico» en zonas en las que no existe siembra en invierno porque no hay agua.

«Cuando hablamos de la quinua hablamos del frío (…), pero la genética hace que el material (las semillas) tolere las condiciones como la de los llanos», aseguró.

Este productor sostuvo que la quinua ingresaría como un «cultivo rústico» en sistema de rotación para las condiciones secas del invierno en el oriente boliviano.

El ciclo agrícola en la región tropical de Santa Cruz, la más importante del país en cuanto a la producción de alimentos, está dividida en las campañas de verano y de invierno.

En el verano, debido a la humedad, prevalece el cultivo de soya, mientras que en invierno suelen realizarse los de girasol, trigo, maíz, caña de azúcar y sorgo, aptos por el descenso de las lluvias y el clima seco, como el que este año ha afectado gran parte de la producción.

Los agricultores aplican el sistema de rotación de cultivos, un método que aprovecha las características del clima para mantener la producción agrícola activa durante todo el año.Condori sostuvo que la producción apunta, además, «a un manejo conservacionista, a un manejo sostenible de los cultivos».

Una razón complementaria para pensar en la «tropicalización» de la quinua, que se suma a su adaptación a climas secos, son los «precios atractivos» para el comercio, señaló.

Los primeros resultados de este proyecto han ofrecido una mejora en el rendimiento por hectárea que, según consideró Condori, supera por mucho a la producción del grano en la altitud de la región occidental, en la parte andina del país.«No hemos sacado por debajo de 2 toneladas por hectárea», mientras que «en el altiplano sacan entre 600 a 800 kilos por hectárea. Nosotros estamos triplicando en cuanto a producción», aseguró.

También indicó que otra de las ventajas del proyecto de inserción tropical de la quinua es la reducción de su ciclo de cosecha, puesto que en los llanos abarca entre tres a cuatro meses, mientras que en las tierras altas del altiplano no es menor a los seis.«Son varios componentes que hemos ganado tropicalizando el cultivo de la quinua», recalcó.

Condori mencionó que el proyecto tiene pendiente establecer el rendimiento exacto de la quinua tropical por hectárea, aunque actualmente se ha conseguido una densidad de 300.000 plantas por hectárea, aspecto que hace que el rendimiento inicialmente sea superior.

Igualmente señaló que es preciso ajustar la cuestión de la «mecanización» de la siembra, algo necesario para el «control del número de plantas» por metro lineal.

Junto al estos aspectos queda definir la respuesta de las semillas aclimatadas a las plagas y a las enfermedades tropicales que afectan los cultivos de la región.

Condori admitió que el grano de la quinua tropical es menor al que procede del altiplano, pero advirtió de que el volumen se puede conseguir «con genética» y que es cuestión de tiempo para lograrlo.

En este contexto, concluyó que se ha comprobado que el nivel de proteínas entre la quinua de regiones cálidas y la del altiplano «es equivalente», aunque todavía resta establecer si otros componentes nutritivos mantienen las mismas características.

El proyecto experimental de Marín Semillas se aplica en un espacio reducido hace seis años y es objeto de algunos ajustes, para más adelante entregarlo como «un paquete tecnológico» para los agricultores.

Por: EFE/Gabriel Romano

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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